Posted by : Unknown lunes, 19 de octubre de 2015



La pregunta más importante y casi con visos de adivinación guió el panel final del primer Curso de Posgrado Internacional Las relaciones Cuba-EE.UU un antes y un después efectuado en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí de La Habana. ¿Hacia donde vamos? Trataron de responder el Dr. Luis René Fernández Tabío profesor titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, Antonio Aja director de Centro de Estudios Demográficos y Enrique Ubieta, filósofo y director de la revista La Calle del Medio. (ESCUCHE Panel final.mp3)

Fernández Tabio fue directo: después del 17 de diciembre de 2014 “se mantiene la contradicción entre los dos proyectos de nación con respecto a Cuba: dominación vs soberanía e independencia”, sostuvo.
“No desaparece la asimetría. El restablecimiento de relaciones diplomáticas y las negociaciones no son garantía de un rápido avance en la normalización que, a su vez, será un resultado del repliegue  y ajuste de los instrumentos de intervención. El imperialismo no cambia su esencia ni sus pretensiones de dominación sobre Cuba”, concluyó.
Aja Díaz comenzó diciendo que “no porque se diga, es menos cierto que ha empezado un proceso largo y complejo. Donde ambas partes pugnan por no dejar de ser lo que son.
“En la misma medida en que las relaciones económicas comiencen a marchar y vayan dando pasos lo más fuertes posibles para que sean irreversibles; en el sentido de que tras estos vayan intereses económicos dentro de los Estados Unidos y Cuba que impidan cambios en la política; haciéndolos menos susceptibles a los cambios de administraciones o de las políticas al interior de estas. En ese mismo orden se va a avanzar con más o menos rapidez en la normalización de las relaciones”.
El profesor está convencido de que “todo eso pasa con la viabilidad de la actualización del modelo económico cubano. Si somos capaces de utilizar convenientemente determinadas inversiones, si evitamos errores del pasado. Esto lo veo en un contexto en que se vaya desmantelando poco a poco el bloqueo”.
“En segundo lugar –refirió- está el tema de la memoria histórica. Ambas parte pugnan por no dejar de ser lo que son.  Cuba ha llegado a ser un estandarte de libertad de independencia, de soberanía y de búsqueda de un modelo alternativo al capitalismo que se le ha dado en llamar socialismo. Los Estados Unidos son el principal país imperialista del mundo que tiene la capacidad demostrada de entrar en crisis pero que la sufran otros.
“Cuba para la ideología norteamericana sigue siendo el traspatio de los Estados Unidos y la historia lo demuestra”.
“Es imprescindible –concluyó- que los jóvenes conozcan la historia del pensamiento norteamericano hacia Cuba para que no nos creamos que las relaciones, las inversiones, que hacen falta, van a resolver todos los problemas de Cuba, porque no los van a resolver. Van a crear otros tantos y el escenario interno de Cuba, el futuro inmediato, van a tener serias contradicciones provocadas por esas mismas relaciones”.

En las esencias: Pepe
Al amigo Enrique Ubieta tendré que agradecerle que haya traído a colación a José Martí. Porque “Pepe” está en las esencias mismas de nuestro país y sin él es literalmente imposible que vayamos a sobrevivir como nación
“Cuba –dijo Ubieta- se propone actualizar y conservar el socialismo. Conservar una sociedad alternativa al capitalismo. Tenemos que partir de ese punto.
“Hay dos maneras de entender nuestra relación con el futuro: en la época de Martí la tendencia predominante era el positivismo. Martí la conoció profundamente. Pero para Martí la realidad tiene dos dimensiones: la visible que era en la que se movía el positivismo; y el estrato no visible pero tan real como la visible que era el de las múltiples posibilidades, de lo posible.
“Y Martí, a diferencia de los positivistas, se proponía tomar las posibilidades de la propia realidad y crear, construir, con esas posibilidades.
“Hago esta primera reflexión porque si vamos a hablar de lo que Cuba va a ser, no nos corresponde como revolucionarios pensar que lo que describimos es un escenario que se va a hacer por sí mismo, o un escenario cuyas tendencias internas van a llevar en un sentido u otro. Será el escenario que todos, por omisión, por dejación o por intervención dirigida vamos a llevar en un sentido u otro.
“A veces siento que hay personas tratando de administrar los consensos creados en el pasado. Los consensos no son necesariamente verdades, son construcciones más cerca o no de la verdad. Tengo la impresión de que en los últimos años no hemos sido muy constructores de consensos. ¡Nos hemos dejado construir consensos!
“Y esos consensos están actuando en la sociedad. Si nos concentramos en administrarlos y en construir una gobernabilidad a partir de ellos no seríamos revolucionarios. Los revolucionarios construimos consensos y eso significa apropiarnos de los que necesitamos influir y construirlos. En ellos también va el destino del país.
“Tenemos que tener claro que caminamos por el borde de un abismo. Hay montones de gente que está soplando para hacernos caer hacia el abismo, desde afuera y desde dentro. Es un camino peligroso.
“El Papa Francisco dijo en su primera misa en Cuba que los hombres no deben servir a las ideologías sino a las otras personas  y yo estoy de acuerdo. Él decía a los frágiles a los pobres, a los humildes, los explotados. Y nosotros somos revolucionarios marxistas, o sea que primero que todo somos revolucionarios. Tenemos una plataforma de ideas.
Los Estados Unidos no son el enemigo. El enemigo es el sistema que coincidentemente se construye y se crea en el momento histórico en que está germinando el proceso de independencia en Cuba.Entonces se da una situación en que se convierte en un enemigo directo para las aspiraciones de soberanía de nuestro país y eso Martí lo captó con claridad. Estaba naciendo un imperialismo cuya esencia natural es la expansión. Por eso se ha establecido una relación histórica de confrontación.
“Pero tener una relación con EE.UU., incluso no tener bloqueo, nos puede hacer perder de vista otra realidad. Y es que nuestro horizonte es construir un país, una cultura alternativa.
“El triunfo del socialismo es el triunfo de una cultura alternativa que se sustente no en tener sino en el ser. Si esa cultura no triunfa no se ha logrado nada. Hay aspectos que son esenciales para fortalecer ese socialismo: uno es fortalecer las instituciones, integrar al proyecto socialista a los llamados cuentapropistas, integrarlos de verdad; y junto con ellos pero un sentido diferente a los jóvenes. Reproducir el imaginario y la memoria socialista revolucionaria. Esos son los frentes centrales de la batalla. Promover una cultura auténtica y un debate social permanente”

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