Posted by : Unknown martes, 2 de diciembre de 2008

Por: Ramon Sánchez-Parodi Montoto *
Tomado de
www.granma.cubaweb.cu

La transición de George W. Bush a Barack Obama se lleva a cabo en medio de dos fenómenos que la hacen inédita. El país está en guerra (dos, a falta de una) y en medio de una profunda crisis económica que se extiende por el mundo. Talmente parece estar ocurriendo en la unidad de cuidados intensivos de un hospital y el mundo se preocupa porque hoy faltan todavía 53 días para la toma de posesión del nuevo mandatario.


Por eso, la atención al enfrentamiento a la crisis económica constituye la prioridad de Obama en este periodo de transición y seguramente ocupará la mayor parte de su tiempo a partir del próximo 20 de enero. A la economía ha dedicado Obama lo esencial de sus intervenciones públicas desde que fue electo presidente y el único pronunciamiento específico sobre las acciones que se propone tomar cuando se mude para la Casa Blanca.

El 22 de noviembre, en el habitual programa sabatino radial demócrata, Obama pronunció un discurso donde advirtió que "se refuerza el hecho de que estamos ante una crisis de proporciones históricas" y que "se ha estado gestando durante muchos años y probablemente se pondrá peor... ". Anunció que había instruido a su equipo económico para idear "un Plan de Recuperación Económica que significase 2,5 millones de empleos adicionales para el 2011".

El plan tendría visos neokeynesianos. Según Obama, comprendería obras en infraestructura vial y social y de inversiones en fuentes alternativas de generación y ahorro de energía.
Lo primero que Obama anunció formalmente sobre su equipo de gobierno, fue lo que se ha dado en llamar el equipo económico. El principal integrante es Timothy Geithner, nombrado secretario del Tesoro junto con el director del Consejo Eco- nómico Nacional, Lawrence Summers; Peter Orzag será el director de la Oficina de Administración y Presupuesto, cargo que pertenece a la Oficina Ejecutiva del presidente, pero que tiene nivel de gabinete; Christina Romer para presidir el Consejo de Asesores Económicos; y Melody Barnes será la directora del Consejo de Política Doméstica.

Geithner, quien con 47 años de edad es contemporáneo de Obama, desde el 2003 ha sido presidente del banco de la Reserva Federal de New York, centro financiero de Estados Unidos; ha estado directamente involucrado en las decisiones de los últimos dos meses cuyo objetivo frustrado ha sido detener la crisis económica. Tiene larga trayectoria en el sector financiero; trabajó en la Secretaría del Tesoro subordinado a Summers durante las administraciones de Reagan y Bush, y bajo Robert Rubin, el cerebro gris de la política económica de Bill Clinton. Posteriormente trabajó en el Fondo Monetario Internacional y fue activo durante las crisis financieras de Asia, Rusia, México y Brasil en la última década del pasado siglo.
El 26, Obama anunció la creación de una Junta Asesora del presidente para la Recuperación Económica, para analizar y supervisar la gestión económica de su gobierno, encabezada por Paul Volcker, el veterano presidente de la Junta de Reserva Federal (Banco central) durante la administración Carter y con uno de sus asesores en la campaña electoral, Austan Goolsbee, como director del equipo y economista principal. Goolsbee será también uno de los tres miembros del Consejo de Asuntos Económicos.

La otra área a la cual Obama ha dedicado mucha atención es la de política exterior y seguridad nacional. La próxima semana debe ser formalizada la designación de Hillary Clinton como secretaria de Estado, luego de haberse resuelto los potenciales problemas éticos derivados de las actividades filantrópicas, de negocios y de conferencista de su esposo Bill. Obama estuvo de acuerdo con otorgar a Hillary un acceso directo a su persona y la facultad de escoger el equipo que trabajaría con ella. Rahn Enmanuel, designado como jefe del equipo de la Casa Blanca, y John Podestá, el principal copresidente del equipo de transición, ambos con muy estrechos vínculos con el clan Clinton, fueron los más activos en la negociación de la designación. Los discrepantes criterios entre Hillary y Obama sobre la política exterior, que tan presentes estuvieron durante la campaña electoral, han sido aparentemente solucionados.

Obama pidió a Robert Gates, actual secretario de Defensa, permanecer en el cargo y seleccionó al general retirado de la Infantería de Marina, James L. Jones para que fuese su asesor para la seguridad nacional en el equipo de la Casa Blanca.

Quien fuera líder de la mayoría senatorial demócrata, derrotado en la aspiración a reelegirse en el 2004, Thomas Daschle (de South Dakota) fue designado a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Se considera con grandes posibilidades la designación de la gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, para el cargo de secretaria del Departamento de Seguridad del Territorio Nacional. McCain, que tiene su base política en Arizona, ha respaldado esa idea. Napolitano apoyó a Obama desde temprano en la campaña y es conocida por favorecer una reforma del sistema migratorio.
Eric Holder, al frente del Departamento de Justicia (Fiscal General) completa la lista de los hasta ahora mencionados como posibles miembros del gabinete. Holder es amigo de Obama desde el 2004. Durante la administración Clinton fue el primer afroamericano en ocupar el cargo de vicesecretario de Justicia. Dirigió, junto con Carolina Kennedy, el equipo que investigó los candidatos para acompañar a Obama como vicepresidente.

Como forma de contentar a los hispanos, premio de consolación al no ser escogido como secretario de Estado, y por el apoyo brindado a Obama durante la campaña electoral, se considera que Bill Richardson será designado como secretario de Comercio. En todo caso, se espera que uno o dos hispanos sean incluidos en el Gabinete.

En el equipo de la Casa Blanca, a los ya mencionados casos de Enmanuel, Podestá y Jones se suman otras designaciones de personas que en su casi totalidad son muy cercanos a Obama, tales como Valerie Jarret, asesora principal y enlace público, amiga de los Obama desde hace más de 20 años; Gregory Craig, consejero legal, quien trabajó con Bill Clinton; Robert Gibas como secretario de prensa, igual cargo que ocupó en la campaña; Phillip Schirilo (quien trabajó durante 25 años con el senador Thomas Daschle y fue jefe de equipo de la oficina del representante Henry A. Waxman) para atender las relaciones congresionales; Jonathan Favreau, quien desde febrero del 2005 viene siendo responsable de la redacción de los discursos de Obama; y Cecilia Muñoz, dirigente de la organización hispana Consejo Nacional de la raza como directora de Asuntos Intergubernamentales, entre otros.

Las designaciones realizadas hasta ahora confirman que las prioridades de la administración Obama estarán centradas en la economía y la política exterior, y que en ambos casos se ha preocupado en articular grupos que cubren una amplia gama de posiciones, incluyendo liberales y conservadores, demócratas y republicanos. Las declaraciones de Obama sobre el tema económico, único asunto del cual ha hablado con alguna precisión, indican que su política buscará encontrar soluciones sin definirse dentro de las tradicionales normas neoconservadoras, o neoliberales, o favorecedoras del libre mercado que han predominado en un momento u otro de las últimas tres décadas.

Las designaciones para el gabinete, por otra parte, indican la intención de lograr una base de apoyo dentro de los demócratas. Al designar a Hillary Clinton como secretaria de Estado (su más fuerte rival durante la campaña y ahora figura central del otrora poderoso clan Clinton), a Thomas Daschle para Salud y Servicios Humanos, a Eric Holder como el primer Fiscal General afroamericano en la historia del país y a Janet Napolitano en el sensible Departamento de Seguridad del Territorio Nacional, y muy posiblemente a Bill Richardson en Comercio, Obama cubre todas las principales bases demócratas e incorpora a figuras políticas destacadas en el ámbito nacional.

Al pedir a Robert Gates que permanezca como secretario de Defensa, complace a los republicanos y cumple con su planteamiento durante la campaña electoral de hacer una política de seguridad nacional "bipartidista".

Aún quedan muchos cargos por cubrir (más de la mitad de los miembros del primer escalón), así como otros integrantes de la Oficina Ejecutiva del presidente y del equipo de la Casa Blanca, pero lo ya realizado hace pensar que no habrá cambios sustanciales en la línea que lleva a cabo para la formación de su gobierno.

En el Congreso, no hay "transición", pero sí vale la pena destacar que los demócratas abandonaron la idea de "castigar" al senador independiente (pero que actúa dentro de los demócratas), Joseph Lieberman, por haber apoyado a McCain en la campaña electoral presidencial. La razón es no perder el crucial voto de un senador y no "asustar" "a los republicanos. Por otra parte, en la Cámara de Representantes, los demócratas desplazaron, en votación interna de esa agrupación, de la presidencia del poderoso Comité de Energía y Comercio, a John Dingell, de Detroit, Michigan y en su lugar eligió al representante por Los Ángeles, California, Henry A. Waxman, en lo que constituyó una confrontación entre los legisladores que apoyan la industria automotriz y los partidarios de la ecología. La votación final de 137 a 122 indica que la bancada demócrata no tiene una total cohesión en cuanto a la orientación fundamental de su actuación legislativa, ya que en ese comité se verán previamente las principales iniciativas legislativas del gobierno de Obama.

*El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos de septiembre de 1977 a abril de 1989.

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