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- Guerra por los genéricos (II)
Ganan los pobres
Como estaba previsto, el 6 de agosto el Alto Tribunal de Chennai se pronunció sobre la demanda interpuesta por la transnacional farmacéutica Novartis contra el gobierno hindú, por la supuesta inconstitucionalidad de la ley de patentes, la cual le permitió a Nueva Delhi vender una versión genérica del Glivec, un fármaco contra leucemia, registrado por la firma suiza.
Según Novartis, no importaba que, al ofertarlo a dos mil 100 dólares por paciente, el gobierno hiciera accesible un tratamiento que de acuerdo con sus tarifas costaría 26 mil dólares anuales. Lo más peligroso, decían, era que al hacerlo estaba violando las “sacrosantas” normas de propiedad intelectual establecidas por
Para asombro de los alabarderos del mercado y el libre comercio, la corte de la antigua Madrás, al sur de
Mediante un portavoz, Novartis afirmó estar “en desacuerdo con esta sentencia, sin embargo es probable que no apelemos ante el Tribunal Supremo". Sin embargo en un comunicado la propia empresa recurrió al miedo a supuestos peligros futuros pues la sentencia, dijeron: "tendrá efectos negativos a largo plazo para la investigación y desarrollo de nuevas medicinas para los pacientes en India y en el extranjero."
Recuérdese que el argumento fundamental esgrimido por los consorcios cuyos negocios son las medicinas y en general la atención médica, para justificar los altos precios, es que esos dividendos costean las investigaciones venideras.
Pero gobiernos como los de Cuba, India, Brasil, Tailandia, Mozambique, Kenia, Malasia, Sudáfrica o Indonesia, han demostrado, cada uno con métodos distintos, que una participación protagónica de los Estados puede reducir los costos para los pacientes y al mismo tiempo continuar la búsqueda de nuevos medicamentos.
Numerosos expertos aseguran que el fallo emitido en Chennai significa una victoria para la industria de mundial de los genéricos, la cual soporta el tratamiento de la mayoría de los enfermos pobres del mundo, con especial énfasis de quienes sufren el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
“Esto es un gran alivio para millones de pacientes y médicos en países en vía de desarrollo que dependen de medicamentos indios asequibles”, aseguró por ejemplo, Tido Von Schoen-Angerer, director de la campaña de Médicos Sin Fronteras para el acceso a medicinas básicas.
La pelea desde luego no se ha detenido, pues del lado del dinero continuarán los esfuerzos para mantener a la vida como una mercancía. Pero los pobres demuestran que la victoria es posible.
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