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- Otro espaldarazo estadounidense a la tortura
Las culpas son compartidas
Desconozco lo que implica esta técnica, no sé si “el submarino” es una forma de tortura”, había dicho el juez Michael Mukasey ante el Comité Judicial de la Cámara Alta de Congreso de Estados Unidos. A todas luces atar a una persona, cubrirle la cara con una tela y empaparla luego, provocando la sensación de ahogamiento, no es tortura para mucha gente en EE.UU. , incluyendo a Mukasey. A pesar de esto el Senado de aquel país confirmó su nombramiento como Secretario de Justicia hecho por la Casa Blanca.
Pero si deleznable es que una persona con semejante “duda” encabece un ministerio supuestamente destinado a velar por el cumplimiento de la ley. Peor es que otro grupo elegido por los ciudadanos dé su consentimiento.
Hace más un año al firmar la Ley de Comisiones Militares, el presidente Bush dio luz verde a al menos siete de las eufemísticamente conocidas como “técnicas de interrogatorio” tales como: la hipotermia inducida, obligar a los presos a permanecer de pie durante largos períodos de tiempo, la privación del sueño y las llamadas “palmadas de atención”.
Una ley que, no olvidar, primero había sido aprobada por el Congreso. Ese mismo que patalea mucho pero que termina sucumbiendo a los designios de los neoconservadores. Sigue, por tanto, ganado el miedo a parecer débil en la “guerra contra el terrorismo”.
Por eso no puede culparse solo al presidente de hacer de los Estados Unidos un país que avala legalmente prácticas de interrogatorio ampliamente condenadas por la Convención de Ginebra. Algo anda mal y no es solo el poder ejecutivo.
Debatir en un Parlamento si es pertinente o no calificar de tortura a evidentes ofensas contra la dignidad personal de técnicas como el “submarino”, hace que se disparen las alarmas del sentido común.
Con semejantes espaldarazo a la tortura, el gobierno de los Estados Unidos tiene muy poco que enseñar a los cubanos en materia de derechos humanos. Porque cuestionarse siquiera que infligir sufrimiento severo, ya sea mental o físico a los detenidos pueda catalogarse como ilegal solo indica una cosa: No son Alberto Gonzáles, Michael Mukasey o George W. Bush el problema: Todo el sistema está enfermo.
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