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- Cuba y Rusia: Juntos pero no revueltos
En los últimos meses varios funcionarios y personalidades rusas han visitado Cuba en una clara señal de un acercamiento significativo entre ambos países. Solo en el 2008 estuvieron en La Habana, entre otros, el vicepresidente primero del Gobierno, Igor Sechin, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Pátrushev y la vicepresidenta de la Duma, Liubov Sliska. Sin olvidar al patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Su Eminencia, el Metropolitano Kirill, quien inauguró la iglesia Nuestra Señora de Kazán, en pleno centro histórico de la capital cubana.
Palabras y acciones
El gigante euroasiático ha sido consecuente con su postura de rechazo al bloqueo estadounidense a Cuba, no solo mediante su voto en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Antes, en septiembre, la Duma Rusa había aprobado por amplia mayoría una resolución exigiendo el fin de todas las medidas de cerco económico que EE.UU. mantiene contra el archipiélago caribeño.
Pero Moscú no se quedado en las palabras. Lo demostró con su acción rápida y contundente, mediante varios envíos de ayuda tras el azote de dos poderosos huracanes entre agosto y septiembre. Al tiempo que crecen y se diversifican los nexos comerciales. Según el portavoz de la Cancillería, Andrei Nesterenko, el espectro de los presentes proyectos conjuntos con perspectivas promisorias, abarca desde el complejo energético, transporte, comunicaciones, biotecnología, hasta el turismo.
El comercio entre ambos países ascendió en 2007 a más de 350 millones de dólares; y en la actualidad Rusia ocupa el décimo lugar entre los socios comerciales de Cuba. Mientras que el Archipiélago es sexto entre los países latinoamericanos con intercambio con esa nación.
En la más reciente visita a La Habana del viceprimer ministro Sechin, se firmaron 10 acuerdos bilaterales, entre los cuales sobresale el otorgamiento a Cuba de un crédito de 20millones de dólares.
Además resulta de interés el memorando de comprensión mutua entre la empresa rusa Norilsk Níquel (Norníquel) y la compañía cubana Cubaníquel, el cual prevé un amplio intercambio de expertos, en particular, en las áreas de la minería, exportaciones y ecología; así como de experiencias en materia de comercio niquelífero.
De igual forma el canciller cubano Felipe Pérez Roque, durante su estancia en Moscú reiteró el buen estado de las relaciones y llevó la invitación de visitar su país para el presidente Dimitri Medvédev. Sería la segunda vez que un mandatario ruso viene a Cuba desde que lo hiciera el hoy primer ministro Vladimir Putin a principios de esta década.
Al respecto el propio Medvédev señaló “Esperamos a Raúl Castro en nuestro país el año siguiente”, señalando además que “Cuba ha sido y es uno de nuestros socios clave en América Latina”. “Hemos superado la pausa que se produjo en nuestras relaciones durante el pasado decenio (de los noventa); hoy nuestros contactos tienen contenido y son amistosos”, añadió.
Escollos y realidades
Mucho se ha especulado sobre los motivos y propósitos de este acercamiento bilateral. Como tampoco han faltado las zancadillas a dicho proceso. La más importante fueron las versiones de funcionarios rusos anónimos quienes le dijeron al periódico Izvestia que se discutía el envío de bombarderos de largo alcance a Cuba.
Desde luego eso generó “preocupadas” declaraciones del Departamento de Estado estadounidense, tratando de echarle leña al fuego.
Sin embargo ambos gobiernos no le hicieron el juego a las provocaciones. Moscú a través del portavoz del ministerio de Defensa, Ilchat Baichurin aclaró que “este tipo de declaraciones de fuentes anónimas son una desinformación y nuevas patrañas".
Mientras La Habana tampoco mordió el anzuelo de la cizaña. Fidel, en sus reflexiones analizó los mezquinos propósitos de esa campaña. “Raúl hizo muy bien en guardar silencio digno sobre las declaraciones publicadas el pasado lunes 21 de julio por Izvestia”, dijo.
Más recientemente el canciller Pérez Roque fue más explícito en una rueda de prensa en la capital rusa. A la pregunta de si su país estaría dispuesto a permitir la instalación en su territorio de componentes de un sistema de defensa antimisiles ruso, afirmó que “Cuba reconoce el derecho de Rusia a tomar medidas de respuesta a la creciente agresión de Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), que pretenden cercarla, la respuesta es no”.
Desde luego sería iluso pensar que se regresarán al clima existente antes de 1991; el cual dicho sea de paso, no fue el lecho de rosas que muchos piensan. Así lo atestiguan la solución que tuvo la Crisis de los Misiles de 1962 y las discrepancias entre la política soviética de “coexistencia pacífica” y el apoyo cubano a los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo.
Hoy nos encontramos en un escenario completamente nuevo donde Rusia trata de alcanzar posiciones de importancia en el panorama internacional. Intención consonante con política cubana de impulsar el multilateralismo frente al poder hegemónico de los Estados Unidos y, de paso, ganar un socio económico importante que le permita sortear el bloqueo de Washington.
No se trata de relaciones de subordinación, que nunca las hubo, sino de articular acciones conjuntas en temas de mutuo beneficio y en los cuales se comparte opiniones. O sea andar juntos, pero no revueltos.
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