Posted by : Unknown miércoles, 17 de enero de 2007


Casi dos años transcurrieron para que el gobierno de Estados Unidos le diera la razón a Fidel. El “Bin Laden americano”: Luis Posada Carriles, llegó a territorio estadounidenses amparado por las organizaciones de la contrarrevolución cubanoamericana de Miami, en coordinación con la red de tráfico de personas existente en Isla Mujeres y en otros puntos del estado mexicano de Quintana Roo.
Cuba no miente y otra vez la oportuna denuncia del líder de la Revolución en abril de 2005 dejó en ridículo más de uno en el Departamento de Estado. Empezando por su titular Condolezza Rice y siguiendo por Roger Noriega, subsecretario para Asuntos del Hemisferios Occidental, Kevin Whitaker, responsable del Buró Cuba y el portavoz Richard Boucher. Todos juraban y perjuraban no saber nada o peor: era un montaje de la inteligencia cubana.
Todos recordamos como durante días varios funcionarios de la administración Bush cerraban los ojos ante la evidente fábula de que Posada Carriles hubiera arriado a EE.UU. cruzando la frontera como uno más de los “espaldas mojadas” que se aventuran diariamente en la demarcación entre la nación del norte y México.
Ahora un gran jurado de Texas presentó siete cargos contra el connotado terrorista por haber mentido en la declaración de solicitud de la ciudadanía.
“Es una maniobra desesperada” dijo Eduardo Soto, abogado defensor de Posada. De cierta manera tiene razón, pero no porque su cliente sea inocente o un inofensivo “luchador anticastrista”, sino porque nuevamente, ante la posibilidad de contradecir su fachada de paladín de la cruzada contra el terrorismo, Washington echó mano a sus acostumbradas soluciones intermedias. Por una parte mantienen dentro de los límites de un centro penitenciario a uno de sus soldados más fieles pero que podría revelar varias verdades incómodas; al mismo tiempo evaden enjuiciarlo por los probados delitos de terrorismo o lo que sería más justo, tampoco lo extraditarán a Venezuela.
Al respecto el letrado, José Pertierra, representante de la nación sudamericana en el proceso de solicitud de extradición, afirmó que “comienza a hacerse justicia”. No obstante se mostró sabiamente cauteloso y sagaz, advirtiendo que la Casa Blanca mantiene su postura dual de supuesto combate a terrorismo, protegiendo a unos y invadiendo países para eliminar a otros.
La sospechosa “suerte” de Posada Carriles para eludir a la justicia, nos obliga a ser escépticos de que verdaderamente vaya a siguiera ser juzgado por mentir. Mientras no responda ante los tribunales venezolanos, o en su defecto ante una corte internacional, por sus crímenes de lesa humanidad no se habrá hecho justicia.

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