- Back to Home »
- Ardió “Chema” Miranda
"Parece que la gente en Washington quiere limpiar la casa", se comenta en los pasillos de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB). Cada quien trata de poner sus asuntos en orden y responder con sumo cuidado las planillas que se les han distribuido, donde se les solicita información sobre cualquier irregularidad, por pequeña que sea, que tengan conocimiento de la entidad.
“Se trata de una revisión administrativa que sucede en todas las agencias, nade fuera de lo ordinario”, insiste Joe O’Connell, portavoz de la Junta de Gobernadores de Transmisiones (BBG, por sus siglas en inglés). Pero pocos le creen a O’Connell pues los sondeos tienen lugar inmediatamente después que José M. Miranda, ex directivo de TV Martí se declarara culpable de varios cargo se corrupción.
Además la BBG no es cualquier cosa; es la agencia federal a cargo de todas las transmisiones internacionales no militares del Gobierno, o sostenidas por él, por tanto tiene autoridad sobre la OCB.
Con las manos en los cheques
A “Chema” Miranda, quien hasta noviembre pasado era el director de Programas de TV Martí, no le quedó más remedio este 13 de febrero, que declararse culpable por haber participado de manera ilegal en asuntos relacionados con el gobierno en los que tenía intereses financieros. El ejecutivo de 51 años, decidía sobre los pagos a programas, películas, materiales de apoyo, suministros y la selección de compradores, contratistas y proveedores para TV Martí.
Solo que no era objetivo a la hora de seleccionar a los proveedores. Según la nota del fiscal del Distrito Sur de la Florida, “Chema” recibió 73 cheques por un valor total de 122 mil dólares durante tres años, provenientes de Perfect Image Film and Video Productions, vendedor que hacían negocios con TV Martí. “Miranda estaba aceptando esta suma de dinero a la vez que aprobaba las solicitudes y facturas por los servicios que prestó Perfect Image a TV Martí”, agrega la nota.
Hasta el momento se ha comprobado que entre el 2001 y el 2006 la Oficina de Transmisiones hacia Cuba pagó Perfect Image un mínimo de 239 mil dólares, pero ahora sabemos que dichas relaciones comerciales no eran todo lo transparentes que deberían.
Jean–Guy Allard, periodista e investigador de los entuertos de la contrarrevolución cubana advierte que: “No está descartado, por supuesto, que [José M. Miranda] recibió tales comisiones ilegales de varios otros proveedores de la más corrupta de las filiales de la Voz de América que maneja Radio y TV Martí”.
El caso de “Chema” viene a profundizar el descrédito de las transmisiones subversivas hacia Cuba. Ya no basta que 10 millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos, solo en el último año fiscal, se hayan destinado a una televisora con un público imaginario. Como van las cosas ni siquiera en Washington pueden estar seguros que los fondos se empleen en pagarles a sus asalariados en la Isla.
Desde luego Miranda no es único. Pedro Roig el mismísimo director de la OCB, incluyó en el staff bajo su mando a un amigo suyo condenado por un delito mayor.
Tampoco el Congreso las tiene todas con el presupuesto para derrocar a la Revolución Cubana. Una reciente auditoría de la Oficina General de Contabilidad analizó los 65,4 millones de dólares de gastos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) entre 1996 y 2005 y descubrió que sus destinatarios en Cuba lo gastaron en juegos informáticos, suéteres de cachemira, carne de cangrejo y chocolates.
En momentos en que el presupuesto federal sufre de déficit, el capitolio estadounidense parece cada vez menos dispuesto a permitir la dilapidación del dinero en operaciones infectivas como Radio y TV Martí; y más todavía si sabe que los billetes terminan garantizando la jubilación de un puñado de “vivos” del sur de la Florida.
Con el ambiente tan enrarecido, no resulta extraño que la empleaduría de la OCB ponga sus barbas en remojo. Los negocios peligran si ya ardieron las de “Chema” Miranda un “socio duro de los cabecillas del Cuban Liberty Council y demás fundaciones de los capos miamenses”, como lo calificara con justicia Jean–Guy Allard.
Publicar un comentario