Cubaizquierda

Ni los más viejos recuerdan una catástrofe atmosférica de tal magnitud, especialmente por la fuerza de los vientos, los cuales dieron cuenta numerosos árboles, así como postes del tendido eléctrico y telefónico, sin embargo con las condiciones del tiempo aún deterioradas, la población inició las primeras labores de recuperación.
Todo lo que pueda contarles del desastre que de Ike en mi provincia, Las Tunas, es poco. Los destrozos fueron mayores en los municipios del Norte: Puerto Padre, Jesús Menéndez y Manatí, donde, salvo las viviendas de techo de hormigón armado, del resto pocas soportaron la furia de los vientos
Todavía es imposible determinar la cuantía exacta de los daños, pero sin esperar a ver el sol nuevamente, los tuneros espontáneamente cortan las ramas, barren las aceras, al tiempo que comentan lo duro que golpeó el huracán Ike.
Miles de árboles en el suelo, más de 80 por ciento de las plantaciones de todo tipo perdidas y por lo menos más de 50 mil casas destruidas son algunas de las cifras preliminares, solo aquí en Las Tunas. Hasta el momento se han reportado cuatro muertos, dos que perecieron electrocutados cuando retiraban una antena de televisión y dos a quienes les cayó encima una pared.
Solo aquí en esta provincia se evacuaron más de 186 mil personas, o sea uno de cada cinco habitantes. Todavía la mayor parte de la población no tiene servicio eléctrico y ya se comenzó a distribuir combustible alternativo para cocinar. El paisaje es muy triste, pero hay tranquilidad y la gente poco a poco trata de recuperarse.
El país ya no será el mismo tras el azote de Ike, quien no dejó ni un rincón del archipiélago ileso. Pero no hubo pánico porque no ha faltado la información certera.
Ha sido muy duro para todos contemplar la destrucción dejada a su paso por el meteoro, pero reconforta sobre manera la determinación de la gente para restañar las heridas y seguir adelante.

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