Posted by : Unknown miércoles, 8 de octubre de 2008

Si algo saben los congresistas estadunidenses es ser agradecidos con quienes los ayudaron a obtener sus escaños. Así lo demostraron al aprobar el millonario paquete de ayuda gubernamental a los maltrechos especuladores de Wall Street.

El salvavidas diseñado por el Secretario del Tesoro, Henry Paulson podrá entrar ya en vigor. “Esta forma de enfrentarse al problema realmente apesta”, dijo de la estrategia Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001. Comparándolo con “un paciente con hemorragia interna sometido a transfusión masiva de sangre”. “No sirve de nada, y en nada toca a la causa que ha generado la hemorragia, que es el problema de base”, afirmó.

El profesor en la Universidad de Columbia, alertó que: “Lo que han hecho ha sido, básicamente, proceder por la inveterada vía del soborno y la corrupción. Yo hice en su día el chiste de que lo que querían inicialmente era organizar una subasta invertida para vender los activos dañados; y ahora lo que han hecho es una subasta invertida para comprar congresistas, y han terminado por poner en el plan todo lo necesario para conseguir la adhesión de los congresistas a una medida legislativa que, en lo fundamental, anda errada”.

Después de un corto pataleo la Cámara de Representantes aprobó el rescate monetario. En el Senado siquiera se llegó a eso porque la Ley pasó en la primera votación. “Los demócratas desafortunadamente se han entusiasmado tanto y se han sentido tan obligados con Wall Street que no estamos defendiendo los intereses económicos de la amplia base del pueblo estadounidense. Eso es una barbaridad. Este fue el Viernes Negro de la democracia”, se lamentó el demócrata Dennis Kucinich, uno de los principales opositores del salvamento financiero de Wall Street en el Congreso.

Más claves sobre las causas que inclinaron la balanza hacia una solución sumamente cuestionada, las completó el Center of Responsive Politics, dedicado a averiguar por donde le entra el agua del dinero, al coco de las campañas electorales en EE.UU.

Es ciertamente ilustrativa la información revelada sobre quienes aprobaron el Plan Paulson y de los candidatos a la presidencia que llamaron a los ocupantes del Capitolio a poner “los intereses del país, por encima de los partidarios” y darle luz verde a la aspirina de 850 mil millones de dólares facturada en la Casa Blanca.

Sucede que quienes votaron a favor reciben como media un 50 por ciento más en donativos de los bancos de Wall Street y otras entidades financieras que quienes lo hicieron en contra. Entre los demócratas, por ejemplo, quienes dieron sí al plan gubernamental recibieron un 78 por cuento más de contribuciones de empresas de finanzas, seguros e inmobiliarias.

Otro tanto ocurre con los aspirantes a ocupar la oficina oval en enero de 2009. Goldman Sachs, Citigroup y JP Morgan Chase, todos emporios en bancarios en aprietos, coinciden como contribuyentes importantes a las campañas electorales de Obama y Mc Cain.

Además dos ex ejecutivos de Goldman Sachs trabajan en ambos partidos. El actual secretario del Tesoro, antes fue presidente y consejero delegado dicha empresa; y el ahora asesor de Obama, Robert Rubin, consta en su currículum haberse desempeñado como presidente de Goldman Sachs, de dónde salió para hacerse cargo de la Tesorería durante la administración Clinton.

Durante los debates, "ejércitos de lobbistas de los sectores bursátil, bancario, inmobiliario y otras financieras trataron (...) de dejar su huella en la legislación", dijo el Center of Responsive Politics.

Y no era para menos, pues tanto republicanos como demócratas, engrosan sus campañas electorales con fondos de los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias, en una cuantía estimada en unos dos mil millones de dólares desde 1989.

De hecho serían los mismos banqueros que demostraron total irresponsabilidad en sus operaciones quienes fiscalicen todo el tiempo hacia dónde irá el dinero, pues el Departamento del Tesoro habría seleccionado ya a Neel Kashkari, otro ex ejecutivo de la empresa de inversiones Goldman Sachs, para que supervise la implementación del rescate bancario.

Tenemos entonces a una oligarquía financiera que se vale del gobierno para que recoja los papeles sucios y le dé el visto bueno para seguir imprimiendo dólares sin valor real. Nada que los favores se pagan, y con creces, entre los políticos y magnates de la bolsa estadounidense.

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