Posted by : Unknown lunes, 10 de agosto de 2009

Sin instalarse ni un solo micrófono en la Plaza de la Revolución de La Habana y ya se escucharon los alaridos de la fauna de Miami. Apenas fue suficiente el anuncio de que el cantautor colombiano Juanes dará un concierto en Cuba el próximo 20 de septiembre para que saltaran de sus asientos los cavernícolas de la contrarrevolución cubanoamericana.

Uno tras otro las especímenes de la industria del mal arremetieron contra el artista. Ninoska Pérez y Orlando Gutiérrez, rápidamente le hicieron agresivas exhortaciones para que se pronunciara contra la Revolución Cubana durante su viaje a la Mayor de las Antillas.

Pero el sumun de una irracionalidad típica de la contrarrevolución cubana lo puso Miguel Saavedra, de Vigilia Mambisa cuando declaró: “Vamos esperar a que [Juanes] venga a presentarse a Miami para hacerle una manifestación y romper sus discos”.

Y no son delirios de un grupo de maníacos encerrados en un manicomio, aunque la mayoría de ellos merezca la camisa de fuerza. Miami tiene un pésimo récord de intolerancia violenta en todo lo referente a Cuba. Actitud histérica contra quienes no comparten sus opiniones políticas extendida al campo del arte, pues numerosos artistas han sido objeto de agresiones por mostrar, cuanto menos, una actitud de respeto a la Revolución Cubana.

E aquí algunos ejemplos ilustrativos:

En 1972 Julio Iglesias, tuvo que salir escoltado por la policía del centro nocturno donde se presentaba tras declarar que no le importaría “cantar para los cubanos en la Isla”. Más tarde la mayoría de las estaciones radiales lo excluyó de sus programaciones. Una, Radio Alegre, no lo hizo y recibió amenazas de atentados con explosivos.

Los residentes de esa ciudad floridana no pudieron en 1979 ver un clásico del cine cubano: Memorias del Subdesarrollo, pues disparos de armas de fuego y actos de violencia, interrumpieron la exhibición de la cinta.

El Museo Cubano de Arte y Cultura ha sufrido al menos dos ataques con explosivos (1988 y 1990) por exponer y subastar pinturas de artistas residentes en el Archipiélago.

A Verónica Castro en 1991 le arrancaron su placa del “Paseo de la Fama” local por el “pecado” de visitar Cuba.

El concierto de la vedette cubana Rosita Fornés en el restaurante del Centro Vasco de la Pequeña Habana en 1996 tuvo que ser interrumpido cuando estalló una bomba incendiaria. Tres años después tampoco al Fornés pudo cantar, esta vez en el Hotel Seville porque la posibilidad del estallido de un artefacto explosivo obligó a los organizadores a cancelar la presentación.
En 1997 la emisora radial WRTO-FM recibió amenazas de bomba por “atreverse” a incluir canciones de músicos cubanos en su programación.

Tampoco quienes aman la buena música en Miami pudieron disfrutar de la presentación en vivo de esa leyenda de la música cubana que fue Compay Segundo pues una amenaza de bomba dio al traste con el concierto que él realizaría allí en 1998.

La actuación en 1999 de la orquesta Los Van Van provocó violentas protestas de grupos contrarrevolucionarios radicados en Miami, con el saldo de un herido y once detenidos.

Más recientemente, en noviembre del 2008, al salsero cubano Paulo FG le hicieron varias preguntas de claro matiz político durante una entrevista en el canal GenTV y como sus respuestas no fueron las esperadas diatribas anticubanas fue atacado desde las emisoras locales. Luego el empresario promotor de la gira de Paulo declaró que: “Miami es un cementerio artístico donde se mantiene la incomprensión y la censura impuesta por el exilio tradicional, que no quiere darle paso a las generaciones jóvenes en esta comunidad”.

La paz es el enemigo
El concierto en cuestión promete ser todo un acontecimiento, pues acompañarán a Juanes los cubanos Silvio Rodríguez, el cantante Amaury Pérez, junto a Juan Formell y su orquesta Los Van Van, cuál de los cuatro más odiados por la fauna miamense.

Además se espera la presencia de los colombianos Carlos Vives y Juan Fernando Velazco, el puertorriqueño Luis Fonsi y los españoles Miguel Bosé y Enrique Iglesias, así cómo intérpretes de Argentina, México, Venezuela y Estados Unidos.

Si la gala de los Grammy Latinos tuvo que trasladarse de Miami a Los Ángeles por la negativa de la ciudad a recibir a los artistas cubanos, no es de extrañar que ahora estas renombradas figuras de la farándula sean los nuevos blancos del odio de los sectores más retrógrados el llamado “exilio”.
Quizás los trogloditas que en Miami viven de atacar a Cuba le teman al simbolismo de la Plaza de la Revolución, un espacio de permanente reafirmación del rumbo socialista del Archipiélago, pero donde también ofició su misa el Papa Juan Pablo II, en clara demostración de que en este lado del Estrecho de la Florida no impera el fanatismo.

Les molesta que la velada tenga como tema principal la paz. Un vocablo que debe sonarle a mala palabra porque se han pasado la vida soñado con una guerra que arrase con la Revolución Cubana, ¡claro, con los marines por delante!

Para ellos la paz, también es el enemigo.

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