Posted by : Unknown domingo, 9 de octubre de 2011

A veces no basta con hablar de manera genérica sobre el terrorismo, hace falta tener de frente a quienes lo sufren todavía para saber cuanto dolor encierra. Casi han pasado 50 años y el dolor por la ausencia no disminuye para Reina Rosell Bertot. Ella nació seis días después de que su padre, Rodolfo Rosell, fuera torturado y asesinado en la Base Naval de Guantánamo, un crimen que no solo laceró a la familia para siempre, también, asegura, fue una acción deliberada para justificar una invasión a Cuba.



El crimen

"En la noche del 11 de julio de 1962 mi papá salió a pescar”, relata Reina. “Se despidió de otro pescador en la playa El Conde. Al día siguiente cuando su compañero regresa al puerto se percata que mi papá no había regresado. Mi mamá dio la alarma y salieron a buscarlo. El 13 de julio otro pescador informó que había visto lancha de mi papá en la playa El Conde. Su cadáver estaba, desnudo y con visibles signos”.



Rodolfo Rosell tenía 29 años
cuando fue asesinado
El motivo

Reina está convencida de que la muerte de padre no fue casual.
“En aquellos primeros años de la Revolución, Caimanera y los alrededores de la Base Naval eran una zona de permanentes agresiones contra nuestro pueblo. En la Base se refugiaron muchos esbirros de la tiranía y desde la misma se introdujeron armas para hacer sabotajes dentro del país”, dice.

“Aquel 1962 fue un año particularmente tenso, así se demostró después con la Crisis de Octubre. Había que buscar un pretexto para una agresión directa por eso el crimen; para que la gente enloqueciera y disparara contra el enclave militar estadounidense y justificar con eso la invasión. Mi papá no fue la única víctima. Trabajadores cubanos en la Base fueron asesinados o torturados. Soldados de Batallón Fronterizo cubano también perdieron la vida a causa de los disparos de los marines. Hubo que ser muy ecuánime para soportar todo aquello y no ceder ante sus provocaciones.

“El asesinato de mi papá fue una provocación para invadir a Cuba. Además no se conformaron con eso. En medio de aquel clima de indignación durante el velorio y entierro, aviones yanquis violaron nuestro espacio aéreo. A pesar de que esa parte de la Bahía de Guantánamo era de una zona de buena pesca, a raíz de aquellos hechos Fidel decidió que se trasladara la cooperativa a la que pertenecía mi padre para Manzanillo; porque era evidente que la vida de los pescadores corría peligro”.

El dolor no disminuye

El asesinato de Rodolfo Rosell es una herida sin cicatrizar todavía en su familia.
“Mi papá era un hombre joven, apenas 29 años, cuando lo asesinaron. Él y mi mamá llevaban poco tiempo de casados pues mi hermana mayor nació 10 meses después de su boda y cuando él murió tenía solo seis años”, afirma Reina.

“Mi mamá era muy alegre y luego de aquel día no lo fue más porque le trocharon sus sueños de mujer joven enamorada. Aunque la Revolución nunca nos dejó desamparados, ella afrontó sola la crianza de tres hijos. Nunca se casó de nuevo. Siempre con el recuerdo de su esposo, para ella fue brutal.

“No tener padre es muy triste y en los primeros años no tuve conciencia de su ausencia por el cariño de mis hermanos, pero con el tiempo sentí cada vez más su falta”.

No hay terrorismo “bueno”


Reyna siente como suyo el dolor de todos aquellos que como ella sufren por el terrorismo en cualquier parte del mundo.
“Cuando las bombas en los hoteles de la Habana o las Torres Gemelas, por ejemplo, sentí mucho más dura mi orfandad. Cada que vez que ocurre un hecho como ese; es como si el asesinato de mi papá se repitiera. No te permite olvidar.

“El terrorismo en cualquier lugar del mundo es el mismo. La justicia tiene que ser igual para todos. Tanto para los huérfanos de Cuba como para los de Nueva York, Washington, Afganistán o Irak.

“Por eso lacera tanto ver como los norteamericanos se han abrogado el derecho de decir quienes son los terroristas y que supuestamente hay un terrorismo bueno y uno malo. ¿Quién los juzga a ellos? Protegen a Posada Carriles como protegieron a Orlando Bosh hasta su fallecimiento. Con nada podrán pagar tantas muertes que tienen sobre sí.

“Esa es la razón por la cual tampoco podemos descansar en el reclamo de que nuestros Cinco Héroes regresen a casa, porque no amenazaban la vida de nadie. Ellos fueron a Estados Unidos precisamente a impedir que otras familias sufrieran lo que hemos sufrido nosotros”.

A Reina la privaron del cariño de su padre. Pero no se permite el olvido. Por eso estuvo presente en el tributo que todos los cubanos le rindieron a las víctimas del terrorismo el 6 de octubre. Fue tranquila sabiendo que crímenes como del que fue víctima su padre no han quedado en el olvido.

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