Cubaizquierda

Giovanni Montemartini puede hablar con propiedad de los estrechos lazos que unen a la región italiana de Lombardía y Las Tunas, una amistad cultivada a base de esfuerzo y que resistido el paso de los años. Receloso de las cámaras que juzga solo para actores de cine este veterano militante de izquierda, ahora mismo está sobreponiéndose a sus problemas de salud para venir a esta provincia del oriente cubano.

Montemartini califica de excelente el saldo del lustro transcurrido desde que el 27 de marzo de 1997 se firmara el hermanamiento oficial entre Las Tunas y los círculos en Lombardía de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba.

Él rememora sus viajes como turista inicios de los años 90 y sus esfuerzos de entonces para hacer llegar a Cuba un primer contenedor con libretas para los niños. Su relato se entrecorta al evocar el recuerdo de su esposa, recientemente fallecida y quien fuera su inseparable compañera, no solo en la vida, sino también en sus desvelos solidarios con la Mayor de Las Antillas.

Tres lustros de amistad

"Debo hablar primero de Georgina Barea (entonces delegada en Las Tunas del Instituto de Amistad con los Pueblos, ICAP) quien fue muy activa para que el hermanamiento fuera posible de conjunto con el Secretario de la Asociación en Lombardía, Sergio Nessi", dice

Montemartini es enfático destacando que el trabajo de la Asociación no es solo colectar materiales para llenar un contendor y enviarlo acá: "El desarrollo de los vínculos es mucho más allá que eso; es hacer marchas solidarias con Cuba y en particular con la causa de los Cinco, y contra el boqueo".

"Mucha gente en Italia no entiende que el bloqueo económico y político. Es necesario explicarles lo que significa traer un contenedor aquí, porque los barcos que tocan puerto cubano no pueden hacerlo después en los de Estados Unidos. Eso nos dificulta mucho enviar la ayuda y eso muchas personas allá no lo saben y tenemos que decírselo.

"Especialmente porque no podemos contar con los grandes medios de comunicación. Puede decirse que el 90 por ciento de la prensa italiana habla de Cuba cuando es para decir lo malo. Eso lo enfrentamos con mucho trabajo, hablando mucho, cara a cara con la gente.

"En Italia –explica Montenartini- tuvimos al Partido Comunista más fuerte de Europa Occidental. Después del derrumbe del la URSS y el Campo Socialista eso nos afectó mucho y ahora mismo existen varias agrupaciones de la izquierda. Pero todos compartimos el sentimiento de que no podemos dejar sola a Cuba.

"Claro que ahora no es igual que cuando acababa de triunfar la Revolución. También está la situación en Irak, Afganistán, Palestina y en África que también son de mucho interés para el pueblo italiano. Pero siempre insistimos en la necesidad de dar a conocer la realidad de lo que significa para Cuba el bloqueo".

Los esfuerzos

"Para nosotros –aclara- no hay descanso y más ahora que vemos el esfuerzo de los cubanos para salir adelante. Siempre desde el respeto a su derecho de hacer las cosas como crean que debe hacerlas; porque cada uno de nosotros puede tener una idea, una opinión, pero, y esto se lo decimos siempre a los que vienen por primera vez, nuestro criterio no debe interferir el derecho de Cuba a escoger su propio camino.

"La nuestra es una asociación de amistad con Cuba, por encima de las posturas políticas individuales. Hablando con la gente, explicándoles se pueden sensibilizarlos y que apoyen cosas tan importantes como ayudar a la reparación de un teatro como el Guiñol de aquí, un hogar de ancianos o un hospital.

"Incluso en la actualidad que tenemos un gobierno de la derecha logramos salir adelante porque incluso personas con posiciones políticas de derecha me han dicho tras venir y ver cómo es la realidad de aquí: en Italia se dicen muchas mentiras sobre Cuba. Esas mismas personas de la derecha nos han apoyado en proyectos de financiamiento por otros tres años para el acueducto para Las Tunas".

Entonces ¿Qué conserva para sí Giovanni Martini de estos 15 años de hermanamiento con Las Tunas?...

"Hemos visto y entendido muchas cosas. Estando en una ocasión en el malecón de La Habana nos abordó un hombre hablando mal de todo aquí. Después le dije: no tiene vergüenza quien habla mal de su país y más si lo hace con mentiras.

"Así y todo me quedo con la gente maravillosa de este pueblo tan lindo que nos ha acogido con cariño y respeto".