36 noviembres para 37
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Noviembre no siempre huele a lluvia, a hojas caídas, a viento que desordena
las ropas y las manda a volar muy lejos. Noviembre, mes de los rojos y
amarillo...
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Posted by : Unknown
domingo, 12 de octubre de 2014
La epidemia de ébola ya es un enorme reto para el periodismo.
Mientras una brigada médica cubana salía para enfrentar esa enfermedad en
Sierra Leona, una colega se preguntada si desde allá alguien le contará al público
cubano qué pasaba con los galenos de este Archipiélago. Al mismo tiempo en África Occidental ya algunos fotógrafos siguen ganando notoriedad en medio de la tragedia y
otros órganos de prensa hacen el ridículo.
En este minuto hay muy poca información disponible sobre
cómo les está yendo a los médicos cubanos que ya llegaron a Sierra Leona; lo
que sí sabe es que quienes se han aventurado en informar desde el terreno tienen
una tarea dura.
El fotógrafo John Moore, desde Liberia, le dijo
a la revista National Geographic que “antes de venir, investigué las
precauciones necesarias para mantenerme saludable”. Con un premio Pulitzer en
sus vitrinas, insistió en la importancia de exponer no solo la tragedia de la
región, sino también como la personas viven día a día sobreviviendo a esta
enfermedad.
“Estoy tratando de mostrar la vida cotidiana en esa
comunidad. También tiene muchos momentos de alegría, y creo que es importante
mostrar no solo las tragedias, sino también la humanidad de un lugar”, dijo.
Regulaciones y
“papelazos”
Adam C. Levine, profesor adjunto de Medicina de urgencia,
Brown Medical School y quien hoy trabaja en Ruanda alertó
en agosto pasado que “los medios de comunicación parecen alternar largos
periodos de ignorancia absoluta hacia el continente con breves estallidos
salpicados de locura, normalmente debidos al temor de que un brote de epidemia
o terrorismo se extienda hacia nuestras costas”.
“Está claro que debemos preocuparnos por el brote de ébola,
pero no por los motivos que se han propagado en las noticias o en los blogs.
Deberíamos preocuparnos por el ébola, pero no por la amenaza que puede suponer
para Occidente, sino por lo que dice sobre el estado actual del sistema
sanitario en África y sobre muchos otros recursos limitados en todo el mundo”, insistió.
Por su parte el gobierno de Liberia manifestó esta semana
sus molestias por como algunos periodistas están reflejando la epidemia de
ébola. A inicios de octubre Tolbert
Nyenswah, asistente del Ministro de Salud y director del sistema de Manejo de
Incidentes del Ébola en la nación africana expresó que “hemos tomado nota con
gran preocupación de que las fotografías se han tomado en los centros de
tratamiento, mientras los pacientes son atendidos por los médicos. Eso es
invasión de la dignidad, la privacidad y el respeto de los pacientes”.
Al día siguiente de sus declaraciones el gobierno liberiano
anunció que los periodistas necesitarían
de un permiso oficial para cubrir el brote del virus. La medida se argumentó
con el propósito de proteger la
privacidad de los enfermos y la propia vida de los reporteros pues un
camarógrafo estadounidense de la cadena NBC News dio positivo de ébola.
No obstante una semana después las autoridades liberianas restringieron
totalmente el acceso de los medios a las clínicas de tratamiento. El portavoz
de las autoridades, Isaac Jackson, explicó que fue necesario hacerlo por el
irrespeto de los periodistas a la privacidad de las personas y porque tras
tomar las fotografías las vendían a
instituciones internacionales.
Uno de los incidentes que habría dado pie a la prohibición
fue el protagonizado por un reportero de la cadena estadounidense ABC.
Richard Besser armó su “noticia” desde Liberia presentándose
ante un hombre tendido en la calle y asegurando que el individuo había
fallecido a consecuencia del ébola. Besser entonces dejó ver a los curiosos y el
personal de salud que acudió al lugar para lanzarle lejía al supuesto cadáver
antes de envolverlo en plástico. “Hasta aquí todo bien” pensaría en periodista;
solo que la víctima comenzó a moverse.
En España otro ABC,
pero en este caso el periódico, estuvo en el centro del debate cuando la
portada de una edición impresa relacionada con el ébola fue cuestionada por
varios lectores en las redes sociales.
Pero si el trance del reportero de la cadena norteamericano
podría calificarse, cuanto menos de grotesco y el suceso del diario derechista
ibérico valdría el calificativo de incómodo, la guinda al pastel se la puso Televisión Español (TVE) con las imágenes
de las que se valió para dar cobertura a lo relacionado con el primer caso del
virus en la nación europea.
El asunto es que los productores del programa España Directo
pretendieron hacer pasar por filmadas en el hospital Carlos III de Madrid, las
imágenes tomadas por la agencia Reuters
en el hospital Charité de Berlín.
Rápidamente los analistas advirtieron que a no fue un error,
sino el intento deliberado de contrarrestar con imágenes indicativas de que se estaban cumpliendo los
protocolos de bioseguridad, las críticas de que ha sido objeto el Ministerio de
Salud español por las fallas que habrían provocado el contagio de una enfermera
en el “Carlos III”.
La tragedia del ébola sigue plateando el reto de hacer una
cobertura lo suficientemente equidistante del tremendismo, el sensacionalismo y
el alarmismo de un lado y el extremo contario del mirar hacia otro lado ante un
asunto grave por sus implicaciones en la salud de la humanidad.
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