Súplica
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Frente al mar, suplicando salud para los suyos y los no tan suyos. Por los
que no aparecen en penumbras llevados por el aluvión intempestivos, por las
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- Ernesto Limia y Raúl Paz: La Historia sin cortaúñas (+video)
Posted by : Unknown
miércoles, 17 de mayo de 2017
Ernesto
Limia y Raúl Paz parecen un dúo sin mucho sentido porque ciertamente no es
común ver sentados y bajo el mismo propósito a un historiador y un cantautor.
Los primeros más habituados a sus urnas académicas de verdades establecidas y
discursos elevados, los segundos, ocupados en su arte y esforzados por no ser
asociados con la política. Ambos quieren vencer esos esquemas y andan
recorriendo Cuba para hablar con los jóvenes y con quienes no lo son tanto
sobre Historia... o más bien ese sería solo el pretexto para, mirando desde
donde venimos, saber hacia dónde vamos.
Más que las formas, los
contenidos
Raúl Paz no parece tener razones para emprender una empresa
tan agotadora como lo es ir desde Guantánamo hasta Pinar del Río no
celebrándose a sí mismo sino motivando la reflexión colectiva en medio de una
etapa que juzga como crucial.
“Un país se construye con brazos pero también con mentes,
los dos tiene que estar juntos y creo que la cultura tiene que estar en el
centro de nuestra humanidad misma. Por eso vamos a la historia”, explica el
artista, refiriéndose al proyecto común que lo lleva por todas las
universidades cubanas junto con su amigo Ernesto Limia.
“Historia, dice, tenemos todo el tiempo, desde los primeros
grados, pero muchas veces no la dominamos desde lo profundo, no nos la creemos;
la citamos, la recordamos pero no nos damos cuenta de que es parte de nosotros
y sin ella no vamos a ningún lado”.
Paz habla con soltura y no se refiere a sus años fuera de
Cuba desde la arrogancia sino como una experiencia de vida que merece ser
compartida. Él, es embajador de buena voluntad de la UNESCO pero ni siquiera se
refirió a eso, tal vez porque sienta que el activismo público no es una especie
de título nobiliario sino un compromiso con sus semejantes.
Él tiene un mensaje directo a los jóvenes: “no se puede
avanzar con la misma agilidad si no sabemos de dónde venimos, si no tenemos
claro por qué pasó esto o de qué manera. Por eso estamos aquí para dialogar y
dar nuestra opinión sobre las tantas y tantas puertas que debemos ir abriendo todo
el tiempo en nuestras vidas para llegar lo más lejos posible”.
Esta convencido de que “vivimos en una época, no solo en
Cuba, donde el contenido no importa, todo está en la forma. Todos los que
estamos hoy aquí somos capaces de hacer un discurso de la boca para afuera, con
todas las palabras y fórmulas, el tono de la voz, el gesto. Nos hemos ido
adaptando a conformarnos con lo de afuera y ahí es donde está el famoso
neoliberalismo del que estamos hablando: reducirlo todo. Cuando hablamos de lo
malo que es el reguetón y no nada de
malo en bailar con él, pero alguien se da cuenta de que más allá de lo que dice
es la reducción total a una música sin ninguna trascendencia, es ir a lo
mínimo.
“Tuvimos un gran orador que se llamó Fidel Castro que era un
orador impresionante y era capaz de convencernos con un discurso de cuatro o
cinco horas por una sola cosa: porque sentía lo que estaba diciendo.
“Lo más importante para nosotros es discutir sobre el
pensamiento porque siempre es mucho más interesante que no estemos de acuerdo y
que tengamos opiniones diferentes y que las podamos debatir, a que todos
estemos de acuerdo porque eso es mentira”.
Limia: las lecciones
y las alertas
Inquisitivo, casi desafiante en sus afirmaciones Ernesto Limia apenas se califica como un guajirito bayamés al que le gusta la historia. Comienza tomando una frase de Eusebio Leal para alertar sobre la perniciosa práctica de seleccionar los hechos históricos según convenga. “Muchas veces hemos escrito la historia con cortaúñas”, subraya.
Inquisitivo, casi desafiante en sus afirmaciones Ernesto Limia apenas se califica como un guajirito bayamés al que le gusta la historia. Comienza tomando una frase de Eusebio Leal para alertar sobre la perniciosa práctica de seleccionar los hechos históricos según convenga. “Muchas veces hemos escrito la historia con cortaúñas”, subraya.
Tras la salida de Cuba
entre tres imperios: perla, llave y antemural y Cuba Libre: La Utopía secuestrada el ensayista y licenciado en Derecho
cuenta que está inmerso en los dos restantes libros que completarán una sui
géneris serie sobre la historia nacional fuera de los moldes rígidos del
academicismo sin que ello le aleje de la
rigurosidad investigativa. “Se trata de hacer algo que pueda leerse casi como
una novela pero que los historiadores digan que es una cosa seria que aporte de
verdad. Porque tenemos un problema complicado con el conocimiento de la
historia”, insiste.
Si estuviera en sus manos, asegura, suprimiría los exámenes
de ingreso a la Universidad y haría una
lista de los 30 libros imprescindibles para los jóvenes de entre décimo y duodécimo
grados y sobre esa base los evaluaría.
“No hay manera de sacar lecciones de la historia sino
poniéndola con la mayor sinceridad sobre la mesa. Y creo que el mayor valor que
tiene la Historia es que os haga meditar desde el presente”, sentencia y añade:
“Nuestra historia todavía nos tiene muchas lecciones, no solo de lo malo sino
también de lo bueno, de errores que repetimos porque no vamos a ella”.
“¿Cómo usted va a decirle a alguien que algo es importante
si el liderazgo no le da importancia?” se pregunta tras contar que muchos de
los dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) no se habían
leído el texto recién publicado Cuba: ¿fin de la historia?
“Eso es algo sobre lo que tenemos que meditar”, señala. “No
podemos hacer revolución si la vanguardia, el liderazgo que está marcando la
pauta no es la más culta, la más sensible”.
“A cada generación hay que contarle la historia pero con su
códigos. No son los códigos de ahora los de hace 20 años. Esa es una
responsabilidad de los historiadores, de los filósofos y de quienes de alguna
manera nos hemos metido en el empeño de contribuir modestamente a genera una
polémica, un análisis.
“Nos corresponde sacar las ideas de los libros. Creo que
mucho del academicismo, del distanciamiento de nuestras masas populares ha
hecho un daño terrible. Entonces ¿cómo sacamos las ideas de los libros? ¿Cómo
las ponemos a combatir? En el intercambio con la gente, en el diálogo. Tenemos
que luchar por las cosas que queremos. El paternalismo no nos conduce a nada. Entonces
se trata de repensar la manera de hacer política en estos tiempos de Revolución”.
Desde su punto de vista el distanciamiento de los jóvenes de
la historia no es un asunto nuevo: “Hay que averiguar qué esta pasando, cómo
hacerlo mejor y pensarlo de manera estructural. Se dice que la culpa de los
problemas de los jóvenes con la historia es de los maestros. ¡Me niego a creer
eso! Un problema tan grave no puede tener un solo responsable. Dicen que hay
problemas con la lectura y lanzo la pregunta ¿quién esta estudiando eso
científicamente? “, afirma.
(ISTVÁN OJEDA) Profeso
Limia, tengo una preocupación muy grande. Siento que hay una tendencia a la
idealización del pasado que resumo en una frase “En mi tiempo sí y ahora no”.
¿Comparte mi criterio? Por otro lado estamos en un escenario particularmente
complejo que se me parece mucho a los finales del siglo XIX, principios del XX
cuando lo norteamericano tuvo mucha importancia en la formación de lo cubano.
De eso el profesor Louis A Pérez ha escrito un libro y tengo la impresión de
que estaríamos en condiciones donde se expresarán con más fuerza ese componente
norteamericano a partir del crecimiento de los contactos con los
estadounidenses y los emigrados cubanos ¿Cree que estaría ocurriendo eso?
ERNESTO LIMIA: “Idealizar el pasado es mentir, es manipular
la realidad. Martí y Maceo por ejemplo tuvieron grandes contradicciones.
Después de la reunión de la Mejorana, Martí llegó a decir ¡me repugna! y Maceo
que nunca hablaba en voz alta, ese día se le escuchó gritar. Nunca se pusieron
de acuerdo en como organizar la guerra. Y hay que sacar reflexiones de eso.
“No hay algo que nos enseñe más que la carta que le
escribe Martí a Maceo luego de su discusión en Nueva York en 1884 que mucha
gente resumen en aquellos de que no se
manda un país como se manda un campamento.
Pero esa no es la más importante, hay generales que mandan un país con
la misma sabiduría de un civil, ahí esta el caso de Raúl Castro.
“Lo más importante es
que en esa
famosa carta Martí le dice: la patria
no es de nadie y si es de alguien, será, y eso sólo de espíritu, de quien la
sirva con mayor desprendimiento e inteligencia. Esa es una frase para el
presente: la patria no es de nadie, es de todos. Hay mucha gente que impone su
criterio invocando al Partido y el Partido es cada uno de sus militantes o te
pasa en una empresa cuando el director quiere hacer lo mismo. El socialismo es
participación o no es socialismo. No podemos decir que estamos construyendo una
democracia participativa desde otra representativa.
“Y si las personas que toman decisiones no son cultas ni
sensibles, viene la apatía de decir déjalos a ellos y esa tampoco es la
solución. La respuesta a esa desconexión hoy
es también migratoria. Muchos de nuestros profesionales más talentosos
están emigrando. Ese es un problema serio. ¿Estamos trabajando con esos
talentos?
“En nuestra generación nos mandaban a algo e íbamos sin
preguntar mucho. Hoy nuestros jóvenes ya no piensan así sino en cual es la
visión. Entonces hay que negociar a partir de una propuesta, de un proyecto, de
un diálogo. Cambiaron porque los educamos así. No podemos educarlos de un modo
y tratarlos de otro porque no hay coherencia. No puedes decirle a alguien hazte
máster y luego decirle que no te interesa lo que diga.
“Bueno pues la historia esta llena de eso. Tenemos que
pensar porque en otra época los filósofos eran tan importantes y ahora lo son
menos que los músicos.
“¿Cómo vamos a construir un liderazgo si nosotros mismos
menospreciamos a nuestros pensadores? Ah! También hay un desafío porque nos
fuimos al academicismo y así no conectamos con nadie.
“Queremos ser tan científicos que ni siquiera somos
entendibles para los decisores políticos y nos ocurre que los resultados de
tesis son incomprensibles porque los escribimos con leguaje de élite. No nos percatamos
que el pensamiento es para nuestras bases populares quienes son las que están
construyendo al país.
“Si no rompemos esa barrera tan grande con nuestro jóvenes,
nos desconectamos y espacio que no ganemos lo gana la seudocultura homogénea y
neoliberal que le imponen al mundo entero. La historia esta llena de polémica y
verla para hacer trabajo político es un error. Es para construir patria.
“Me hablas del siglo XIX. Los yanquis se anexaron Filipinas
y Puerto Rico y no pudieron con Cuba porque había mucha sangre derramada en los
campos de Cuba. Y cuando ellos intervinieron ya habíamos ganado la guerra pero
perdido la Revolución pues quien se había hecho del poder en la Asamblea de Jimaguayú
era una burguesía mambisa que intentó marginar del poder a Gómez y Maceo que
representaban los intereses más radicales de las masas populares. Pero esa
burguesía mambisa no podía traicionar a esas masas que se habían ido al campo
por el independentismo más radical.
“Los libros de Luis A Pérez Jr. son imprescindibles para un
historiador, pero te recomiendo una reseña
que le hizo Graziella Pogolotti muy interesante.
“Es cierto que se construyó influencia desde principios del
siglo XIX. Habían dos lugares para mirar, España o Estados Unidos y las
familias con dinero miraban hacia EE.UU. entre otras cosas porque la metrópoli
se había anquilosado en el absolutismo y su contraparte era sinónimo de
democracia y se convirtió en un referente.
“Pero cuando se acaban las conspiraciones anexionistas de la
década de los 50 tras la muerte de Narciso López, el anexionismo como proyecto
ideológico para Cuba murió, no quiere decir que desparecieran los anexionistas.
Siempre he dicho que en Cuba han habido siempre dos partidos: el de la
independencia y el de la anexión.
“Al principio muchos de los líderes de la Revolución del 68
tenía una visión idealista de los EE.UU. y la vida los fue radicalizando.
“Hay influencias culturales pero recordemos que la música
más cubana, la de Benny Moré se tocaba con una jazz band detrás. Hay una
integración, una simbiosis, los cubanos hemos tenido eso. Cuba siempre fue un
país de muchas culturas desde el primer instante.
“El comercio de Cuba en el siglo XIX fue girando hacia
EE.UU. por razones obvias, la distancia, la complementariedad y era también una manera de rebelarse contra
España que no tenía un mercado en donde pudiéramos colocar todos nuestros
productos. Y eso tuvo mucha más fuerza en el siglo XX.
“Pero la causa independentista cubana tuvo mucha popularidad
entre el pueblo norteamericano y porque además en el Congreso solo pudieron
lograr la intervención. El intento de anexión fracasó.
“Hay un siglo XX convulso que empezó con la desorientación
porque la burguesía mambisa traicionó a las bases populares y porque en ese
momento no había un liderazgo intelectual. No sería hasta la década del 20 en
que un grupo de jóvenes: Mella, y Rubén Martínez Villena, Roa... se percatan de
que la esencia de la relación con Estados Unidos es imperial y empieza
generarse ese pensamiento al que se unió la cultura.
“Hoy el neoliberalismo tiene atascada a la propia cultura
norteamericana, esa genuina portadora porque esa tampoco les conviene. Esa
cultura que nos ha permitido un intercambio estrecho con Cuba también está en
riesgo. Por tanto hoy la bronca es desde la diversidad.
“No tengo ninguna preocupación de que esa cultura auténtica
norteamericana nos cercene el piso porque no es su propósito tampoco. Lo
preocupante es esa seudocultura que nos están vendiendo por todas partes: por
las series y el cine.
“Yo creo que el gran desafío es que todos pensemos que nos
hagamos preguntas. Dicen que las repuestas más inteligentes salen de preguntas
inteligentes.
“No me preocupa la anexión norteamericana. No creo que
tengan cabida entre otras cosas porque son arrogantes. Mucho de la idealización
aquí es porque están lejos pero cuando estuvieron cerca lo hicieron todo en los primeros 50 años del
sigo XX, el pueblo los despreciaba por ese excepcionalismo que les enseñan
desde niños; de que están llamados a gobernar el mundo que empezó tan lejos
allá como en el siglo XVI cuando venían los puritanos desde Inglaterra.
“Siempre le han dado mucho valor a las ideas y a la
comunicación en función de sus propósitos por eso es que han logrado vender su
ideología como lo mejor. A eso llamamos cómo nosotros que llevamos 60 años
haciéndonos hombres y mujeres se ciencia, ponemos a la ciencia, a la cultura, a
la comunicación en función de nuestros propósitos con la mayor creatividad,
conectando con nuestras masas populares, con nuestros jóvenes, entre nosotros
que a veces no nos leemos unos historiadores a otros creyendo que nos lo
sabemos todo. Nadie tiene la verdad ni el universo de nada.
“¿Cómo abandonamos la arrogancia, la tontería? ¿Cómo
aprendemos de todos? Eso es lo único que nos salva”.
(ISTVÁN OJEDA) Raúl, para mí es algo muy raro ver sentados juntos a un cantante y un historiador. Mucha gente podría pensar que es algo anacrónico, raro. ¿Qué piensa Raúl Paz de las personas que dicen que los artistas no deben meterse en política?
RAÚL PAZ: “También creo que es raro pero eso no hace que sea
imposible. Lo importante es que pensemos que creamos que hagamos cosas
diferentes aunque incluso a veces pensemos cosas diferentes. Estamos apostando
al mismo lugar y eso es más importante aún.
“Antes de responder tu interrogante pregunto ¿qué estamos
haciendo nosotros, las instituciones que deciden y la gente de abajo? ¿Qué
estamos haciendo, qué estamos exigiendo? Creo no basta decir que el
neoliberalismo o los norteamericanos son los malos y nosotros los buenos.
“Creo que hay que hacer cosas. Si el Paquete Semanal existe
es por algo, es porque hubo un carencia de comunicación, de poder llegar a la
gente. Se nos adelantaron igualito que el reguetón. Jóvenes que querían hacer
cosas y también ganar dinero. Se adelantaron a hacer lo que nosotros no supimos
hacer. Lo único que hicimos fue asimilarlo, al principio no hablar o hacerlo
con miedo, ahora hablar abiertamente, pero no se ha hecho nada. Nadie está
haciendo documentales interesantes que hablen de la historia.
“Hay ciertamente el problema de que la gente ve programas
contando cierta historia pero entonces no ve otro programa que se oponga a eso.
La contraposición es una efeméride sencilla pero no se están haciendo cosas
interesantes.
“Pienso que tenemos una responsabilidad más que política,
social. No creo que los artista hagan política pura pero pueden contribuir como
responsabilidad social a que las políticas sean posibles, a que podamos hablar
abiertamente. Tenemos ese rol social de demostrarle a la gente que se puede
hablar, compartir, no estar de acuerdo, para ir hacia adelante y encontrar un
mundo mejor, para defender todos los valores que hemos logrado tener con tanto
esfuerzo.
“Nos toca a nosotros, a los artistas dar el paso al frente.
Pero también le toca a las instituciones darles espacio a los artistas porque
ha sido de los dos lados. Las instituciones han tenido miedo de los artistas con
cierta sinceridad y poco a poco los fueron apartando como bichos raros y
escogiendo a quienes con mucha demagogia eran capaces de decir lo que ellos
querían oír.
“Estamos en un momento en el cual todos tenemos que dar el
paso al frente: los artistas, las instituciones, los profesores, los estudiantes
si queremos defender y construir este país. Para eso hay que inventarse cosas.
Nosotros lo encontramos en estos conversatorios, con los conciertos que
decidimos hacerlos en no plaza sino en los teatros. Entre otras cosas para
recuperar los teatros que son caros, recuperar el arte tal cual es. Para que la
gente pague su entrada y aprecie lo que va ver.
“Si seguimos regalando tendremos jóvenes que creerán que
todo se lo merecen, que dicen una cosa interesante y ya se creen poetas o hacen
una canción más o menos buena y piensan que son el mejor músico del mundo.
“Yo tuve un compromiso conmigo mismo. Entendí que necesitaba
para mí mismo el momento de aportar a mi país. Estuve prohibido en Cuba y fui
de los “quedados” y eso no hizo que en cierto momento sintiera esa necesidad de
venir porque creo que hay una necesidad
social, humanista de aportar a la sociedad que te creó por eso estoy aquí.”
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