36 noviembres para 37
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Noviembre no siempre huele a lluvia, a hojas caídas, a viento que desordena
las ropas y las manda a volar muy lejos. Noviembre, mes de los rojos y
amarillo...
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- Un amor crece por e-mail
Posted by : Unknown
lunes, 19 de diciembre de 2005
Por István Ojeda Bello
“Mi reina, sueño contigo, te deseo, te amo mucho, un beso del hombre que más te ama en la tierra y el universo”… y el mouse se movió para cerrar un mensaje que le dará energías para esperar el próximo como si fuera el primero.
Cada correo la encuentra con el corazón apretado, a veces hasta se ríe sola frente a la computadora, otras, se le ve con una expresión preocupada si la noticia no es buena. Sobre el Caribe el amor de una pareja viaja traducido en ceros y unos desde un selvático estado venezolano hasta una provincia cubana.
José Ramón Leyva es arquitecto y desde febrero de 2005 construye la felicidad de miles de venezolanos como miembro del Grupo de Proyectos e Inversiones de la Misión Médica Cubana en Venezuela, Zahira Ojeda es mi hermana y trabaja como profesora en el Centro Universitario Vladimir Ilich “Lenin” de Las Tunas.
Desde hace 11 meses la vida nos cambió a todos, tal vez un solo poco, pero a Zahira se le transformó completa. Ahora se duerme más tarde y no le cuesta trabajo levantarse temprano para ir al trabajo. Antes cuando la saludaban los conocidos daban tal vez los “buenos días” o sin llevaban tiempo sin verse probablemente saludarían efusivos y hablarían de los temas acostumbrados. Pero desde febrero al saludo habitual del que se la encontró en la calle invariablemente le sigue una pregunta: “Y Jose… ¿cómo está?, ¿te escribió?… ¿y cuándo viene?”
He llegado a pensar que se ha hecho como una especie de “respuesta prediseñada” para los preguntones de oficio y deja los detalles más emotivos para los interlocutores más queridos. A los primero les contestará un sencillo “Jose está bien, trabajando mucho”; a los segundos, no, para esos siempre habrá más detalles, porque sabe que preguntan, no por cortesía, sino por desinteresado afecto. Para esos la contestación es más explicita, explicando emocionada cuanto hace su esposo en aquel difícil estado como Amazonas donde las obras se ubican en lugares difícil acceso, en medio de la selva. Puede que hasta les relate como en cada obra se tiene en cuenta hasta las tradiciones de los pueblos indígenas de allá, porque hasta los “chamanes” (algo así como los curanderos tradicionales) se le proyecta su pequeño espacio en las nuevas clínicas de atención médica gratuita y centros de diagnóstico que construye el gobierno de Hugo Chávez.
Ni alejarse por unos días del trabajo por vacaciones, hizo a Zahira cejar en su registro constante de cada día. Si hoy no pudo escribirle, no importa, una libreta guarda las anotaciones del día, para mañana contarlas desde el teclado.
Del otro lado las letras llegaban un poco entrecortadas porque sabe que ella no está allí y quizás no lea el mensaje hasta mañana y cada oración se siente entrecortada como quien habla al infinito.
¡Ah! Pero si Jose sale en la TV, porque los periodistas cubanos fueron a Amazonas a reportar el trabajo de los médicos y demás colaboradores, entonces ya hay energías para mucho más. Después los e-mail van y vienen harán más largos, porque las palabras no caben en el pecho.
Habrá quien diga que la separación destruye el cariño entre dos. Para probar lo contrario hay están Zahira y Jose, aferrados a la maravilla de la tecnología, porque cuando es de verdad hasta un amor crece por e-mail.
“Mi reina, sueño contigo, te deseo, te amo mucho, un beso del hombre que más te ama en la tierra y el universo”… y el mouse se movió para cerrar un mensaje que le dará energías para esperar el próximo como si fuera el primero.
Cada correo la encuentra con el corazón apretado, a veces hasta se ríe sola frente a la computadora, otras, se le ve con una expresión preocupada si la noticia no es buena. Sobre el Caribe el amor de una pareja viaja traducido en ceros y unos desde un selvático estado venezolano hasta una provincia cubana.
José Ramón Leyva es arquitecto y desde febrero de 2005 construye la felicidad de miles de venezolanos como miembro del Grupo de Proyectos e Inversiones de la Misión Médica Cubana en Venezuela, Zahira Ojeda es mi hermana y trabaja como profesora en el Centro Universitario Vladimir Ilich “Lenin” de Las Tunas.
Desde hace 11 meses la vida nos cambió a todos, tal vez un solo poco, pero a Zahira se le transformó completa. Ahora se duerme más tarde y no le cuesta trabajo levantarse temprano para ir al trabajo. Antes cuando la saludaban los conocidos daban tal vez los “buenos días” o sin llevaban tiempo sin verse probablemente saludarían efusivos y hablarían de los temas acostumbrados. Pero desde febrero al saludo habitual del que se la encontró en la calle invariablemente le sigue una pregunta: “Y Jose… ¿cómo está?, ¿te escribió?… ¿y cuándo viene?”
He llegado a pensar que se ha hecho como una especie de “respuesta prediseñada” para los preguntones de oficio y deja los detalles más emotivos para los interlocutores más queridos. A los primero les contestará un sencillo “Jose está bien, trabajando mucho”; a los segundos, no, para esos siempre habrá más detalles, porque sabe que preguntan, no por cortesía, sino por desinteresado afecto. Para esos la contestación es más explicita, explicando emocionada cuanto hace su esposo en aquel difícil estado como Amazonas donde las obras se ubican en lugares difícil acceso, en medio de la selva. Puede que hasta les relate como en cada obra se tiene en cuenta hasta las tradiciones de los pueblos indígenas de allá, porque hasta los “chamanes” (algo así como los curanderos tradicionales) se le proyecta su pequeño espacio en las nuevas clínicas de atención médica gratuita y centros de diagnóstico que construye el gobierno de Hugo Chávez.
Ni alejarse por unos días del trabajo por vacaciones, hizo a Zahira cejar en su registro constante de cada día. Si hoy no pudo escribirle, no importa, una libreta guarda las anotaciones del día, para mañana contarlas desde el teclado.
Del otro lado las letras llegaban un poco entrecortadas porque sabe que ella no está allí y quizás no lea el mensaje hasta mañana y cada oración se siente entrecortada como quien habla al infinito.
¡Ah! Pero si Jose sale en la TV, porque los periodistas cubanos fueron a Amazonas a reportar el trabajo de los médicos y demás colaboradores, entonces ya hay energías para mucho más. Después los e-mail van y vienen harán más largos, porque las palabras no caben en el pecho.
Habrá quien diga que la separación destruye el cariño entre dos. Para probar lo contrario hay están Zahira y Jose, aferrados a la maravilla de la tecnología, porque cuando es de verdad hasta un amor crece por e-mail.