Posted by : Unknown lunes, 19 de marzo de 2007

Un vaquero al más puro estilo tejano anduvo perdido, como fuera de lugar, en los últimos días. El periplo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush por América Latina, solo cosechó críticas, tanto de los tradicionales antagonistas, como de los habituales alabarderos del libre mercado y el “american way of life”.
Fue tanto el tufo del mandatario que los sacerdotes mayas realizaron una ceremonia de purificación en el sitio arqueológico de Iximché para limpiarlo de los malos espíritus que habría dejado Bush tras su visita.
Dejando a un lado su ya demostrada incultura, saltó a la vista la poca creatividad de sus asesores para escribirle discursos creíbles al interlocutor latinoamericano. Durante la gira, Bush pretendió mostrarse preocupado con la pobreza en América Latina. Pero otra cosa dijeron los relatos de quienes viajaron bien cerca del presidente.
Lourdes Heredia, corresponsal de la BBC acreditada para acompañarlo todo el tiempo, decía desde un espacio abierto en el sitio web de la cadena británica para responder las preguntas de los lectores: “Paola, de Argentina, me pregunta si el presidente conoce la problemática de la región. (..) No sé si el presidente sabe, pero por lo menos hay gente a su alrededor que sí lo saben”.

Burbuja para eludir las protestas
Comenzó con el pie izquierdo apelando a una supuesta similitud entre las aspiraciones libertarias de Simón Bolívar y la insurrección de George Washington. Luego se apareció con el “maravilloso” ofrecimiento de 75 millones de dólares y un buque de la armada yanqui para escenificar las más pura operación de filantropía burguesa.
La nave realizaría un periplo por el Caribe, atendiendo a 80 mil pacientes y haciendo mil 500 operaciones. Por supuesto, no quedaron claros los criterios de selección de los “afortunados”, pero los antecedentes de los patrocinadores hacen dudar de que realmente los más necesitados fueran los favorecidos.
El mandatario venezolano Hugo Chávez descalificó por completo la estratagema: “Bush habla de 75 millones de dólares como un cifra gigantesca cuando solo entre La Habana y Caracas, en año y medio hemos hecho ya 400 mil operaciones de Misión Milagro”, dijo. Además recordó que “entre Argentina y Venezuela lanzamos el Bono del Sur y captamos mil 500 millones para proyectos de desarrollo”.
La propuesta estadounidense incluyó becas para que 20 mil maestros latinos aprendan a hablar inglés. Nada más parecido a la estrategia del gobernador militar de Cuba, allá por el año 1900, cuando envió a unos cientos de maestros cubanos a “calificarse” en la escuelas de EE.UU. O más recientemente, los planes de “entrenar” a los educadores de la isla, incluidos en el Plan para derrocar la Revolución Cubana. En resumen: una variante más elegante del robo de cerebros, pues difícilmente, esos maestros regresarían a sus países de origen.
Otra cortina de humo fue el acuerdo para la producción de etanol. Menuda paradoja de un gobierno tratando ahora de vestirse un muy mal hecho traje de ecologista cuando se niega a firmar el Protoclo de Kyoto contra el calentamiento global.
Calificada por los analistas como “tanques llenos y estómagos vacíos”, la solución de la Casa Blanca al problema del agotamiento de los combustibles fósiles no puede ser peor. Siembra masiva de soya, maíz o caña de azúcar, para producir etanol que abastecería el parque automovilístico de Estados Unidos. Mientras se millones de personas mueren de hambre. Eso sin tener en cuenta la previsible destrucción de ecosistemas naturales valiosísimos como la Amazonia, para cultivar las referidas plantas.
¿Y el modelo de consumo norteamericano?: nada, ese es intocable. Además todavía está por ver si las poderosas transnacionales petroleras, le permitirían la introducción masiva del etanol, en el supuesto caso de que hubiera una real voluntad política de hacerlo.
En el recorrido por Uruguay, Brasil, Colombia, Guatemala y México, lo más descollante fue precisamente todo el aparataje de seguridad para mantener alejado al Señor W, de quienes repudiaron su presencia. Por eso su agenda en cada uno de los países nunca incluyó el contacto directo con el pueblo.
Todo lo contrario: bucólicos paseos por el Río de la Plata o reuniones a puestas cerradas con el empresariado, como en Sao Paulo, o con los presidentes en sitios bien alejados de las protestas, como el encuentro con su homólogo mexicano: Felipe Calderón.
En términos de impacto comunicacional o de imagen, no podemos menos que calificar la gira Bush por América Latina como un rotundo fracaso. Nunca pudo eliminar su imagen de total incompetencia. Solo quedará el recuerdo de que anduvo por nuestro continente, un cowboy extraviado.

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