Cubaizquierda

Este primero de mayo ni el sueño pudo impedir que amaneciera en la calle para recordarle al Imperio que de este lado estamos muy atentos a cuanta fechoría hace.

Por eso levanté bien alto la reproducción de una caricatura hecha por Gerardo Hernández Nordelo, en la cual grafica, con su habitual genialidad la monstruosidad que significa que Luis Posada Carriles esté libre.

Un asesino, o mejor: un buitre de los peores, se pasea por la calle 8 de Miami. Pero los cubanos no ansiamos venganza. Durante 40 años hemos sufrido, atentado tras atentado, bomba tras bomba, la misma tragedia que hoy le quita el sueño a muchos estadounidenses: el terrorismo.

No entendemos, ni aceptamos, que haya terroristas buenos o malos. ¿Tendrá Posada Carriles decir que es miembro de Al Queda para que la “gran prensa” y la Casa Blanca lo incluyan en la lista de los asesinos?. ¿Es que la pérdida de nuestros compatriotas no cuenta?.

Tampoco comprendemos que se persiga y encarcele a quienes trabajaban desde mucho antes del 11 de septiembre, para que en esta Isla no viviéramos con la zozobra de que el crimen de Barbados pudiera repetirse. Esas personas tienen nombres: Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort Antonio Guerrero Rodríguez y René González Sehwerert. Ellos no se rinden a pesar del encierro.

Simplemente esperamos y mínimo de decencia en Washington para que, al fin, los criminales respondan por sus hechos.

Bien temprano colmamos plazas y avenidas de toda la isla, estimulados con la más reciente reflexión de Fidel, quien, otra vez, dejó bien claro nuestra amistad sincera con Brasil.

Por eso mi hermana hoy salió con el rostro de Lula en su espalda. A los amigos se les quiere bien y siempre le decimos la verdad, por dura que esta sea. Urge repensarse la actual política mundial en el tema de los biocombustibles, como viene alertando Fidel.

Racionalidad en la manera cómo la humanidad asume su futuro energético, y justicia, en los tribunales norteamericanos, solo eso exigimos.