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- Un zapatazo a la sordera
Colgado de la suela de sus zapatos el colega Muntadhar al-Zaidi, salto al estrellato por su modo particular de manifestarse contra uno de los más tristemente célebres personajes de la historia: George W Bush.
Antes de que los miembros de la seguridad iraquí y agentes del servicio secreto estadounidense saltaran sobre él, Muntadhar alcanzó a gritarle “perro”. Mientras, Bush se esforzaba por sonreía y a su lado el primer ministro colaboracionista iraquí Nuri al-Maliki, no podía ocultar su tensión. "No me preocupa", dijo el señor W, instando a todos a la calma.
Poco después el reportero relató que creyó que iba a ser baleado después de lanzar el primer zapato, pero como eso no ocurrió, “me dio tiempo para lanzar el segundo”, dijo. Su juicio inicialmente programado para el pasado 31 de diciembre, fue pospuesto en medio de los reclamos de que sea excarcelado. Al tiempo que le llueven las ofertas de trabajo, pues la estación libanesa New TV (NTV) le ofreció públicamente un empleo así como manifestó su disposición a "pagar la fianza para su liberación y a garantizar los gastos de los abogados de la defensa".
Aunque los zapatos no dieron en el blanco por 4,5 metros (uno voló sobre la cabeza de Bush y dio contra la pared), al final eso no fue lo más importante. Su primer éxito fue demostrarnos cuan ignorantes somos de la cultura islámica. Luego entenderíamos el nerviosismo de Al-Maliki. Él sí sabía que en esa zona del mundo la mejor manera de expresar el desprecio o repudio a alguien es lanzarle o golpearlo con zapatos.
Los hechos posteriores retrataron cuanto de mercantilismo y, afortunadamente, de rebeldía creadora hay en el planeta el que vivimos.
Dos ordinarios objetos hechos de poliuretano y cuero negro, y de 11 onzas cada uno, cuyo costo era de 27 dólares, por ellos ahora se ha ofrecido hasta diez millones de dólares. Convirtiéndose en un jugoso negocio para el turco Ramazán Baydan, propietario de la Baydan Shoes Company, quien contrató, incluso, 100 empleados extras para atender los pedidos de 300 mil pares -más de cuatro veces el pedido anual de un modelo ya rebautizado como “Adiós Bush”.
Pero lo verdaderamente destacable es que no ha habido manifestación contra el guerrerismo norteamericano o de sus aliados donde no se haya imitado la audacia del periodista iraquí, incluso fuera del Cercano Oriente.
En Londres, la BBC reportó que “algunos manifestantes lanzaron zapatos contra la residencia del primer ministro británico”, en protesta por el apoyo tácito del Reino Unido a la masacre israelí en Gaza.
Imitar a Muntazer Zaidi se ha visto fortalecido por sus declaraciones a través de su hermano de que “si volviera el tiempo atrás, lo haría de nuevo”.
Los proyectiles de peletería del colega iraquí puede que no hayan encontrado a la anatomía del dentro de poco ex presidente Bush. Sin embargo impactaron de lleno en la opinión pública mundial, poniendo el desnudo la sordera innata de un gobernante, para quien la palabra no tiene ningún sentido y solo entiende el lenguaje de la fuerza.
Cada uno, en su vuelo, fue una campanada por los periodistas asesinado en Irak y la tortura a miles de sus compatriotas, en eso su éxito fue rotundo.
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