Cubaizquierda

El último capítulo de la temporada de Las Razones de Cuba nos recordó que las estrategias de espionaje y penetración de la comunidad de Inteligencia de EE.UU frente a la Revolución o han hecho otra cosa sino adaptarse a cada época.

Si antes se valieron de las clases y/o individuos afectados por las medidas del Gobierno Revolucionario; ahora estarían apostando por un cambio generacional dentro de la contrarrevolución interna.

Tanto los cables desclasificados por Wikileaks como la información hecha pública por el agente Daniel, confirman la tesis de que Washington esta seriamente interesado en darle un nuevo rostro a sus asalariados internos. Figuras jóvenes, nacidas con la Revolución que incluso desde posiciones aparentemente “apolíticas” crearían una oposición creíble, no solo a los ojos de sus empleadores, sino, fundamentalmente   ante la opinión pública interna.

Estos “nuevos líderes”, como sus antecesores, están siendo pertrechados de la más avanzada tecnología, tanto para la comunicación con sus jefes, como para marcar la diferencia dentro del espectro infocomunicativo doméstico que siempre estará en relativa desventaja, sobre todo por la propias limitaciones que impone el asedio económico mantenido por Washington sobre Cuba.

 Así lo atestigua la distribución entre sus agentes dentro del Archipiélago de toda clase de novedades tecnológicas como los famosos BGAN, diseñados para establecer redes internas de comunicación directamente controladas por CIA y demás agencias.

El espionaje contra Cuba no quedó en las excelentes novelas que, escritas en los años 70, deleitaron a generaciones de cubanos; se ha metamorfoseado y es, no lo dude nadie, un arma de uso corriente para destruir a la Revolución.