Posted by : Unknown viernes, 2 de septiembre de 2011



Con una destreza digna de comentarse el cantautor cubano Pablo Milanés sigue demostrado su habilidad para decir lo que sus entrevistadores esperan escuchar. Esa, tal vez, sea la lección que nos está dejando todo el revuelo mediático desatado por su reciente visita a Miami.

Ese acontecimiento está pasando a la Historia no ya por los acostumbrados intentos de boicot protagonizados por los fósiles de la contrarrevolución radicada allí a cualquier artista de la Mayor de Las Antillas que opta por presentarse en la ciudad floridana; quizás lo verdaderamente interesante es el reflejo del hecho en los medios.
Sobre el particular no le veo mucho sentido a caer en el debate bizantino de por qué la prensa cubana no dedicó espacios al concierto de Milanés en Miami, ¿O será que ciertos analistas esperaban amplios titulares en La Habana para las declaraciones del cantautor sobre asuntos que “curiosamente” no tenían que ver con las características de su música o cómo le fue con el público?

Sin embargo pocos se detienen en averiguar por qué cuando un artista estadounidense viene a Cuba los medios locales nunca lo interrogan sobre sus criterios políticos y sí sobre temas ligados al propósito de su presentación acá, a sus juicios de cómo el público cubanos recibió su arte… en fin, cuestiones ligadas al objeto su estancia.

¿A qué fue Pablo Milanés a Miami? ¿A cantar o a opinar sobre la democracia y los derechos humanos en el Archipiélago?

Probablemente porque cada quien responde si le parecer y desde luego tiene derecho a hacerlo, ni el mismo Pablo se detuvo a pensar sobre eso ¿o sí?.

Lo cierto es que fue más notoria su polémica con el periodista Edmundo García, que el impacto de su música en el público de la ciudad floridana. Tanto ha sido así que presumiblemente los ecos de este debate lo persigan durante todo el resto de su gira por los Estados Unidos.

De hecho en los últimos años algo así le ha estado pasando a Milanés, sus declaraciones relacionadas con la realidad político-social de su país parecen ser más relevantes para la prensa internacional que los detalles de su carrera.

Llegado este punto es imposible no preguntarse si el propio artista le place o no vestir el traje de analista social, aunque el tono de su Carta Abierta a Edmundo García podría indicar que se siente a gusto en ese rol. Especialmente porque en la misma no pudo ocultar sus ansias de que aquí, le preguntaran “lo mismo” que en Miami.

¿Habrá pensado Pablo Milanés si a los cubanos realmente les preocupan saber cuáles son sus valoraciones sobre la vitalidad de nuestros Socialismo? Lo que sí es inobjetable es que al público de este país sí le interesa mucho su música. Así lo demostraron colmando los teatros durante la gira nacional que realizara este mismo año.

¿Sería prudente inquirir por qué Pablo Milanés se mostró parco con la prensa a lo largo de su periplo por Cuba en contraste con su elocuencia en Miami? Tal vez, por respecto a su persona, sea mejor dejar la interrogante abierta. Mientras tanto esperaremos a las nuevas declaraciones de Pablo Milanés ante la prensa extranjera, quizá así podremos entender sí es capaz de sostener un criterio o por el contario siempre tiene una respuesta “a la carta” para el entrevistador de turno

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