Posted by : Unknown sábado, 18 de febrero de 2012

La historia de Gerardo Estrada Estevan es la determinación de no dejarse vencer por las dificultades pues ni la peor de todas, la ceguera total, le ha impedido sentirse útil. Para él y su esposa Aliuska Oliva (débil visual profunda) la reapertura del trabajo cuenta propia le abrió el camino para legalizar su sustento. Ahora se desempeñan como productor-vendedor de útiles del hogar y vendedora de discos, respectivamente; pero mantenerse dentro de la ley vino para ellos con un escollo: ¿cómo tener un registro contable de su actividad para cumplir con el fisco sin la ayuda de la vista?

Miembro de la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) desde 1982, obviamente Gerardo no puede usar los dos libros entregados este año a los cuentapropistas para hacer constar ingresos y gastos. Entonces se valió de sus conocimientos de la escritura Braille para llevar su propia contabilidad. “Empecé anotando las ventas porque por la variedad de productos no podía apelar solo a la memoria”, dice.

Sentado en un parque de mi ciudad me explica que “En la hoja para Braille, anoto la fecha, pongo ingresos con la cantidad, con gastos, igual; adicionando el pago por el área y del lugar donde me guardan de noche mis `cacharros`”. “Desde hace unos días para acá, incluí el cierre diario para tener una idea exacta de cómo va la cosa, poniendo al lado de… `descripción` (le recuerda Aliuska) lo vendido por cada producto. Es un sistema que voy mejorando con el tiempo, adecuándolo a los términos técnicos”, agrega.

Mientras encuentra con una destreza envidiable para su discapacidad, el billete para devolverle su cambio a un cliente, Gerardo opina que “a la hora de diseñar los requerimientos contables para los cuentapropistas quizás debió pensarse en algo más sencillo porque sobre todo para nosotros los discapacitados da bastante trabajo mantenerlo”.

“Cada vez que monto la hoja en dispositivo para escribir en Braille, al día siguiente tengo que hacerlo de nuevo y encajarla en el lugar correcto. Sin hablar del tema del papel que, en nuestro caso debe ser una cartulina dura para que queden las marcas”, advierte.

Para Gerardo es como si no hubieran pasado siglos de desarrollo de la informática pues nada para él sigue siendo irremplazable el ábaco para hacer sus cálculos que conserva de su curso en el Centro de Rehabilitación para Ciegos y Débiles Visuales de Bejucal allá por 1999.

“Me estoy ganado la vida con mi esfuerzo, de manera legítima eso me hace sentir útil que es lo más importante” dice antes de despedirse.

Cuba realizó una campaña de alfabetización en Braille, entre 1979 y 1983, que le valió al país un premio de la UNESCO, mientras que hoy se enseña en 15 escuelas especiales, existen dos imprentas para la producción de libros, y funciona más de un centenar de bibliotecas y áreas de lectura para ciegos.

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