Posted by : Unknown domingo, 12 de febrero de 2012

No es que se han quedado sin ideas, sino que la receta era demasiado seductora como para no repetirla, ahora en Siria. Así que fueron a la carga, una vez más, para hacer de los medios de comunicación un combustible esencial para enrarecer la situación política en la nación árabe.

Si ayer fueron Belgrado, Bagdad o Bengasi, hoy el centro de las versiones encontradas es Homs una ciudad al norte de Damasco, pero muy cercana a la frontera con el Líbano y que ha sido casi desde el comienzo el epicentro de las protestas contra el presidente Bashar al Asad.

Casi desde el comienzo en el plano informativo se han enfrentado dos versiones claramente diferentes pero con objetivos claros: de un lado los medios de prensa internacionales, con el particular concurso de los árabes más importantes de la región, ha establecido la idea de manifestaciones pacíficas crudamente reprimidas por las fuerzas de seguridad; del otro los órganos informativos gubernamentales insistiendo en que las legítimas muestras de descontento están siendo instigadas, de la peor manera, por fuerzas externas a través de mercenarios nucleados ya en el Ejército Libre Sirio.

La espiral de violencia vista en Homs a principios de febrero no fue sino la confirmación de esta dualidad de interpretaciones pues mientras el periodista de la AFP Khaled Soubeih, aseguraba el 4 de febrero que “durante la noche, las fuerzas del régimen han bombardeado con morteros algunos barrios rebeldes como Baba Amro, Bab Dreib, Bab Sebaa, Bayada, Wadi Araba, y en especial Khaldiyé”. Desde el mismo lugar la reportera Silvia Cattori se hacía eco de las declaraciones de los habitantes de la mencionada ciudad quienes confirmaron los bombardeos, pero con una ligera diferencia: los proyectiles salían del bando opositor. “Ellos disparan en todas direcciones… lo que quieren es matar… sus disparos mataron a 20 soldados que se encontraban en nuestro barrio (Hadara)… Son ellos quienes nos disparan y bombardean”.

Pero las agencias de prensa decían otra cosa: “Bombas y morteros del ejército sirio siguen cayendo en Homs en el sexto día de ataques desde que comenzó la ofensiva contra la oposición. Mientras las cifras de muertos se acumulan, este jueves murieron 49 personas, más de 400 en la última semana, según los activistas, el conflicto amenaza con extenderse”, reportaba la BBC.

De nuevo
Mientras en La Habana varios centenares de intelectuales alertaron sobre la reiteración, burda, pero macabramente efectiva, del tratamiento mediático hecho con Libia, pero ahora con Siria.

De hecho la versión de una oposición “desprotegida” y unos civiles “indefensos” era demasiado seductora como para no volver a repetirla. Al tiempo que la tergiversación de la realidad se hace, no tanto por mentir, sino por omisión.

El papel más triste en la historia le está tocando a la Liga Árabe, llevada y traída como mero instrumento para la legitimación de un matriz de opinión peyorativa del gobierno sirio.

Cuando de manera inesperada los observadores de la Liga se retiraron de Siria, se afirmó que fue por la inseguridad reinante el país, achacada por supuesto a las autoridades. Sin embargo los grandes medios de comunicación occidentales al reseñar las conclusiones de la referida misión se “saltaron” varios párrafos críticos del informe rendido por los observadores, el cual, por cierto, está accesible en el sitio del Instituto tunecino de las Relaciones Internacionales.

Concretamente los párrafos del 26 al 29 dicen:

26 “La Misión observó en ambos sectores de Homs y Hama los actos de violencia a causa de los grupos armados contra las fuerzas gubernamentales, que causaron muertos y heridos entre las tropas gubernamentales. En ciertas situaciones, las fuerzas gubernamentales recurren a la violencia en reacción a los ataques perpetrados contra sus miembros. Los observadores de la misión anotaron que los grupos armados recurrían a las bombas térmicas y a los misiles antiblindaje”.

27 “La Misión fue testigo en los sectores de Homs, Idlib y Hama de los actos de violencia contra las tropas gubernamentales y contra los ciudadanos que provocaban numerosas defunciones y heridas. Es el caso de la explosión del autobús civil, matando a ocho personas e hiriendo varios otros, entre los que están mujeres y niños; el sabotaje al explosivo de un tren encargado del transporte del diesel así como otros acontecimientos en Homs, entre las que están la destrucción del autobús de la policía matando dos de ellos, el ataque al explosivo del oleoducto de carburante, y otros atentados de menor importancia”.

28 “La Misión anotó la emisión de informes falsos provenientes de varias partes que reportaban varios atentados con bomba y violencia en ciertas regiones. Cuando los observadores se dirigieron hacia estas zonas para investigar, los datos recogidos mostraron que estos informes no eran creíbles”.

29 “La Misión anotó también, basándose en los documentos y los informes que provenientes de equipos en el terreno, que hay exageraciones mediáticas sobre la naturaleza y la amplitud de los accidentes y de las personas muertas o heridas en consecuencia de los acontecimientos y las manifestaciones que se efectuaron en ciertas ciudades”.

Línea por línea estas conclusiones desmintieron el esquema informativo prediseñado para Siria, o por lo menos socavaban la idea de un enfrentamiento donde el gobierno siempre disparaba primero.

A estas alturas del juego parece ser clave la capacidad del gobierno sirio para mantener la cohesión interna y paralelamente moverse con acierto entre los intereses de las potencias externas. Si porque los medios de comunicación transnacionales no están haciendo más que empeorarle la situación.

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