Posted by : Unknown martes, 7 de febrero de 2012


Probablemente ningún equipo de béisbol genere tantas tensiones entre quienes velan por la tranquilidad de las gradas del estadio Julio Antonio Mella como Industriales. Al punto que sea un verdadero dolor de cabeza para los compañeros encargados de mantener el orden público hacer su trabajo allí cuando el banco asignado al equipo visitador se tiñe de azul

Mimados por los medios de comunicación de alcance nacional, sobre todo por la televisión, la reacción de la afición ante cada visita de Industriales plantea la interrogante de hasta donde una cobertura con olor a parcialidad puede, tal vez sin quererlo, generar efectos negativos en los públicos.

Por múltiples razones, sobre todo de índole cultural el representativo de la capital cubana es objeto de una especie de relación amor-odio por parte de los aficionados, al extremo de darse por sentada la imposibilidad de mantener una postura neutral ante la novena dirigida, ahora, por Lázaro Vargas.

En el sustrato subyace un componente clave que permitiría explicarse muchas cosas.

Nos hemos educado en una sociedad que pondera a la modestia y la sencillez como valores supremos; o sea, la colectividad versus individualismo. Si el capitalismo exalta hasta el afinito el éxito personal, el socialismo hace todo lo contrario.

La mezcla explosiva está servida entonces si a esa cultura colectivista se une el hecho de unos medios nacionales machacando la cuestionable frase: “Industriales, el equipo insignia (sic) de la pelota cubana”, o tratándose de un atleta en específico elevándolo a la categoría de “mejor de Cuba”.

Lo que en otras latitudes se convierte en idolatría hacia para el cubano medio se torna en desconfianza y hasta rechazo, diciéndose “Bueno y quiénes se han creído que son.”

Algo así por ejemplo ocurre con Yulieski Gourriel elogiado hasta el cansancio por ciertos analistas que por la prominencia de sus espacios de difusión son líderes de opinión; al punto que lejos de ayudar la tercera base espirituano, lo perjudican. Porque fuera de Sancti Sipíritus ¡hay que ver la cantidad de obscenidades que le gritan!. Más o menos igual pasa con el representativo beisbolero capitalino, al cual desde las gradas se le dicen toda clase de cosas, la mayoría impublicables.

O sea que la percepción que tienen los públicos sobre Industriales y Yulieski, parecen tener aquí un rol importante.. Tras estudiar a fondo el asunto un colega afirmaba que “la aversión hacia el equipo de Industriales es un factor común entre la gran mayoría de los aficionados tuneros, quienes coinciden casi unánimemente en identificarlo como su principal rival”. De hecho, continuaba diciendo, “el pelotero industrialista es percibido como atleta vanidosos y ególatra”, sin embargo quienes los conocen y tratan con regularidad, son enfáticos desmintiendo dichas aseveraciones, o por lo menos no son tan absolutos como el resto.



¿Son responsables los medios nacionales en esta exacerbación de las pasiones? Quizás no completamente porque ningún condicionamiento mediático justifica proferir ofensas o agredir físicamente a un atleta, pero no es menos cierto que traspasar la delgada línea entre destacar la calidad y construir arquetipos artificiales puede terminar siendo una fruta envenenada que contamine el ambiente en las gradas.

En 280 caracteres...

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