Posted by : Unknown martes, 7 de mayo de 2013


“A nadie pido que crea todo lo que digo, no soy un oráculo.
Soy una pieza de muchas que juntas componen todo el espectáculo.
Nunca aspiré a que desfilen por todas las líneas de mi pensamiento.
Ojalá que te construyas en tus experiencias y tus sentimientos”.
Papel en blanco[i]

 
Ante cada nuevo convite entre periodistas cubanos se siente el sutil y atractivo perfume de la catarsis porque, no es un secreto para nadie, las carencias están ahí. Todavía mucha gente en este Archipiélago se asombra de lo comparativamente poco remunerados que somos los profesionales de la información frente a otros segmentos, no digamos de la base productiva de la nación, sino, incluso del sector público.
De hecho la expresión “por amor a arte” nos viene muy bien aunque no en todas las regiones de Cuba esto tiene las mismas connotaciones pues los niveles adquisitivos (o la percepción que de estos se tenga) y por ende del costo de la vida, difieren entre, digamos, entre La Habana y el oriente, por decirlo de una manera bastante simple.


Incluso los limitados esfuerzos del Estado por insertar a los periodistas en el uso de las nuevas tecnologías contrastan con las proporcionalmente mayores posibilidades de los llamados “independientes”.
“Cuba es el único lugar del mundo donde estas personas –dice Enrique Ubieta- ganan más dinero y obtienen mayores prebendas que los llamados oficialistas. Los independientes usan celulares de conexión satelital, portan cámaras de video de alta tecnología (…). En términos económicos o de cualquier prebenda material, es poco ventajoso ser en Cuba oficialista, según la denominación de las agencias occidentales.[ii]
El periodismo revolucionario es, nadie lo duda, una profesión ideológica y como debe ser tratada. Todo aplazamiento o tecnicismo pone en riesgo demasiadas cosas como para tomarlo a la ligera y eso también significa colocarlo en su justo lugar, conceptual y  materialmente hablando.
Antes de dejarnos el doctor Julio García Luis dejó un análisis imprescindible en este punto: “Los sistemas de prensa, propiamente hablando, están contenidos en el sistema político, forman parte de él, interactúan con él, y así lo reconocen muchos de los principales investigadores de este tema. Es palpable que las ideas e instituciones políticas, los sistemas legales, constituyen la armazón principal del ambiente en el que funcionan los medios y la prensa”[iii].
“Pero dentro de este marco, dentro de este entorno, -subrayó- sólo el discurso de los periodistas y sólo el discurso periodístico podrían decidir eficazmente sobre los contenidos, sobre la calidad profesional, sobre las políticas concretas que deciden qué hace y cómo se hace la prensa. Pretender dictar esto desde afuera -como ha ocurrido- conduce a la inhibición y a la paralización de las competencias profesionales.” (El subrayado es nuestro)
Lo anterior nos conduce al constante reclamo de los periodistas cubanos de más protagonismo en la conformación de la política informativa doméstica. Aquí vuelve a ser cardinal el análisis del profe García Luis: “estamos acostumbrados -esto es, mal acostumbrados- a esperar que nos digan lo que debiéramos decir nosotros. Es más, veo este documento [se refiere al documento base de la Conferencia Nacional del Partido] como un buen signo. Ojalá quiera decir que se acabaron la papilla, las misas, los pastoreos y todo eso que conocemos. Lo interpreto de la siguiente forma: el sistema político habló y señaló lo que consideró esencial y normativo, y lo puso además a discusión; ahora el sistema político -del cual además somos parte- espera lo que nosotros tenemos que decir. Lo que nadie puede decir por nosotros, pues es el discurso de la profesión”.[iv]
Entonces uno se pregunta: ¿Qué haríamos mañana si se acabaran esas papillas, misas, y pastoreos denostadas con elocuencia pero que tanto facilitan el trabajo si el objetivo es no buscarse problemas y escribir de temas light?
Ahora probablemente los periodistas estemos ante la oportunidad inigualable de tomar la palabra dicha por el sistema político en los últimos dos años especialmente; y ocupar, sin vanidades, miserias, el justo espacio que necesitamos. Eso requiere de una buena dosis de ganas; de articular espacios de discusión y debate sobre los temas de actualidad.
También defendiendo estilos y formas nuevas que van creciendo dentro del concierto comunicacional de la nación. Ahí esta, por ejemplo, la blogosfera cubana creciendo a golpe de ganas. Porque por más que se impulse o imponga la participación de más colegas en ella bajo la bandera del combate y el cañón informativo, si no sale del corazón será una batalla perdida. 
Y si ahora mismo allí hay gente no periodista, desde el sentido de carecer de un título académico, expresándose desde sus propias realidades, sería cuanto menos un crimen que quienes estudiaron simple y llanamente para escribir no lo hagan o ¡peor todavía! estén para no estar que es el resultado casi seguro de la retórica y la estridencia.
El periodismo en Cuba, hoy, es una profesión peligrosa, y no porque nos juguemos el pellejo sino porque hacerla implica creer en los sueños de un país mejor, por encima de, como alguien me dijo una vez, la realidad material cotidiana.

NOTAS


[i] Canción escrita por Israel Rojas uno de los integrantes del dúo Buena Fe e incluida en el disco Dial, La Habana 2012. 
[ii] Enrique Ubieta Cuba: ¿Revolución o Reforma?p_ 65 Casa Editora Abril, La Habana 2012.
[iv] En particular el objetivo 69 de dicho documento expresa “Reflejar a través de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital, con profesionalidad y apego a las características de cada uno la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial”. El número 70 llamó a “Lograr que los medios de comunicación masiva informen de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente, la política del Partido sobre el desarrollo de la obra de la Revolución, los problemas, dificultades, insuficiencias y adversidades que debemos enfrentar; supriman los vacíos informativos y las manifestaciones del secretismo y tengan las necesidades de la población”. Por último el objetivo 71 clama al Partido por “garantizar los medios de comunicación masiva se apoyen en criterios y estudios científicos, sean una plataforma eficaz de expresión para la cultura y el debate, ofrezcan caminos al conocimiento, al análisis y al ejercicio permanente de la opinión. Exigir de la prensa y las fuentes de información el cumplimiento de sus respectivas responsabilidades, a fin de asegurar el desarrollo de un periodismo más noticioso, objetivo y de investigación”. 

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