36 noviembres para 37
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Noviembre no siempre huele a lluvia, a hojas caídas, a viento que desordena
las ropas y las manda a volar muy lejos. Noviembre, mes de los rojos y
amarillo...
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- La hora de Cuba en la Cumbre
Posted by : Unknown
lunes, 13 de abril de 2015
No diría nada nuevo al compartir la visión colectiva de que la VII Cumbre de las
Américas es uno de los sucesos del año y seguramente de la década, al menos
para este país. Sin embargo a uno le queda la impresión de que lo
verdaderamente importante, decisorio vendrá después. Fue una reunión intensa
que rompió los cánones típicos de los convites presidenciales, aunque no faltó
la retórica de algunos y las genialidades de otros.
Se anticipaba la confrontación tanto en el ámbito de los
jefes de Estado y más en los foros paralelos. Sin embargo los segundos, por
mucho acapararon toda la acción física. Mucho se comentó de si era correctos o
no los encontronazos que ciertamente se produjeron entre la delegación cubana y
el mercenariado (de origen cubano). Más allá de cualquier disquisición teórica
están las emociones porque había que no tener sangre las venas para quedarse
inmóvil, sabiendo que había sido acreditado como un “inocente” representante de
una ONG, el agente de la CIA
responsable en el terreno de coordinar el apoyo de dicha agencia al asesinato
de Comandante Ernesto Che Guevara. No obstante esa misma coyuntura puede que
haya exacerbado una actitud defensiva que probablemente era la que deseaban los
enemigos del país. Tal
como alertó Rafael Hernández, director de la revista Temas.
Esta VII Cumbre podría estarnos dando un anticipo del futuro
tras el regreso de Cuba al sistema interamericano “made in OEA” que es decir
todo un entramado de instituciones donde prima un sentido rallante en el
antagonismo, en temas como sociedad civil, participación política y manejo de
la economía, por solo mencionar algunas.
Algo de eso vimos los espacios adicionales donde chocaron de
frente esas visiones. También fue evidente en las sesiones oficiales, con un
Barack Obama haciendo gala de los más rancios estilos de los políticos de
carrera estadounidenses: pragmático, colocando visiones particulares e
intereses como “valores universales” por encima de todo y todos, y por último,
pretendiendo borrar con buenas artes de la palabra siglos de historia.
De leyenda las emotivas palabras de Raúl, no tanto por los
términos en sí mismos, sino por la enorme carga de sensaciones que se le salían
por los poros a nuestro General-Presidente. Se sabía en medio de instantes
cruciales y con la oportunidad de plantear ante todos la palabra de la Revolución. Una
Revolución que ha sobrevivido, no si heridas y cicatrices, a décadas de
agresión de un “vecino formidable”, como lo definió Martí.
Sin embargo el encuentro Obama-Raúl, uno al lado del otro, indudablemente
fue otro de los momentos claves de la VII Cumbre. En primer lugar, le dio un
espaldarazo al proceso de restablecimiento de las relaciones bilaterales
iniciado el pasado 17 de diciembre. Esta vez no hubo segundas interpretaciones como
en aquel estrechó de manos cortísimo de 2013, se trató de una entrevista
pública en la cual ambos mandatarios sostuvieron lo acordado anteriormente en
el sentido de avanzar hacia un estadío diferente en la dinámica entre EE.UU. y
Cuba. Si porque decir que se terminaron los conflictos, las desconfianzas y los
escollos sería una ingenuidad perversa.
En la Cumbre
de los Pueblos, dijo una amiga testigo presencial de las sesiones no hubo “pepsis gratis ni galleticas. Los
revolucionarios, los indígenas, los progresistas, los izquierdistas, comen lo
que pueden pagar de sus bolsillos o lo que trajeron sus movimientos. Casi todos
parecen hippies, tienen el swing de quienes defienden las ideas justas”. Allí,
estuvieron los sin voz y se abrazaron todas las causas justas.
Pero sobre el tintero queda lo crucial, lo importante cuando
la entrevista Raúl-Obama vaya quedando en el apartado de las noticias
anteriores o relacionadas. Por lo pronto Cuba tuvo su hora en Panamá y pasó con
buenas notas la dura prueba de jugar como visitante en un terreno por momentos
hostil. Más sigue en pie la interrogante ¿Cómo se traducirá en la mesa de
negociaciones los estrechones de manos vistos en Panamá?
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