Posted by : Unknown sábado, 13 de agosto de 2016



Las visiones más prejuiciadas presentan a Fidel Castro como un “dictador” que por 50 años se perpetuó a sí mismo en el poder. Semejante interpretación, repetida hasta el cansancio por las transnacionales de la información, no solo elude la institucionalidad democrática existente en el país, también pasa por alto un hecho reconocido dentro y fuera de Cuba: su liderazgo descansa en una autoridad moral construida a lo largo del tiempo sobre la base de un desempeño íntegro y diáfano.
Fidel no era una figura política notoria en el país cuando el 27 de julio de 1953 comenzaron a conocerse las primeras noticias de los asaltos el día anterior a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo. El joven abogado sí era conocido en el entorno de la Universidad de La Habana donde había sido dirigente estudiantil y en los círculos de la juventud del Partido Ortodoxo en la capital cubana.  Sin embargo la mayoría de la población y los servicios secretos de la dictadura de Fulgencio Batista ponían toda su atención en los políticos tradicionales cuyo poderío económico, creían, era la verdadera amenaza para el régimen que había usurpado el poder mediante un golpe militar el 10 de marzo de 1952.
El pueblo cubano sabría quién era Fidel Castro con la difusión clandestina de La Historia me absolverá su alegato de autodefensa en el juicio por los sucesos del Moncada. Quienes no lo conocían de plano notaron que el programa de los moncadistas era la antítesis de las propuestas de los muy desprestigiados políticos de la época pues iba a la raíces del subdesarrollo de Cuba y proponía medidas concretas para darle a la nación la verdadera independencia que había sido frustrada por la intervención de Estados Unidos en la guerra contra el colonialismo español.
Fidel había logrado estructurar un movimiento armado totalmente clandestino que sumó más de mil personas sin recurrir a las fortunas de los grandes burgueses y terratenientes del momento. En su alegato lo explicó así: “Con mayor orgullo que nunca digo que consecuentes con nuestros principios, ningún político de ayer nos vi tocar a sus puertas pidiendo un centavo, que nuestros medios se reunieron con ejemplos de sacrificios que no tienen paralelo, como el de aquel joven, Elpidio Sosa, que vendió su empleo y se me presentó un día con trescientos pesos "para la causa"; Fernando Chenard, que vendió sus aparatos de su estudio fotográfico, con el que se ganaba la vida; Pedro Marrero, que empeñó su sueldo de muchos meses y fue preciso prohibirle que vendería también los muebles de su casa; Oscar Alcalde, que vendió su laboratorio de productos farmacéuticos; Jesús Montané, que entregó el dinero que había ahorrado durante más de cinco años; y así por el estilo muchos más, despojándose cada cual de lo poco que tenía.” [i]
Ese Movimiento, que primeramente no tenía nombre, se formó sobre la base de la integridad de su membresía y el despego total a cualquier tipo de ansias de poder. De hecho, como han contado sus fundadores, la idea inicial era crear una fuerza de choque que se uniera a organizaciones ya existentes, supuestamente con más opciones de derrocar al régimen. Sería la inacción de los llamados insurrecionalistas  la motivación para decidirse a actuar por sí solos. Lo haría acatando una regla básica para la lucha revolucionaria el respeto a la vida del adversario ya rendido. Esta sería una práctica decisiva en los momentos de la lucha en la Sierra Maestra pues le dio un sentido diferente a la violencia revolucionaria.
Otra cualidad de Fidel que impactó rápidamente en el pueblo fue que nunca ha exigido a sus seguidores nada que no estuviese dispuesto a hacer él mismo.  El 24 de agosto de 1964 Ernesto Che Guevara lo resumió así “Si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación fue allá y hubo pelea porque no lo dejaban entrar. Por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”.
Observadores para nada afines a la Revolución como podrían ser los subordinados a la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) lo confirmaban al decir que  el líder cubano “tiene un alto sentido de la misión revolucionaria”. (Es) un hombre que se ve como otro Simón Bolívar, destinado a luchar para alcanzar una libertad y unidad nuevas en América Latina.  Castro (sic) ha sido firme en este sueño”.[ii]
Fidel ha demostrado con creces su desapego total a los cargos y prerrogativas de los puestos que ha tenido a lo largo de los años. “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” ha sido su máxima, recordando así la frase de su máximo inspirador, el Héroe Nacional cubano José Martí.
A menudo se pasa por alto que una vez prefirió renunciar a su puesto como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario por discrepancias con el entonces presidente Manuel Urrutia. En esa coyuntura, julio de 1959, Fidel tenía en sus manos el mando del Ejército de Rebelde que era de facto el poder en Cuba y hubiera sido muy sencillo deponer a Urrutia. Sin embargo él prefirió renunciar para, desde fuera del gobierno, denunciar los manejos divisionistas del presidente.
Más tarde en 1970 cuando fue claro que el país no alcanzaría los 10 millones de toneladas de azúcar, esfuerzo que implicó a toda la nación, Fidel asumió toda la responsabilidad por la derrota, lo cual nos conduce a otra de sus cualidades más importantes para explicar las fuentes de su autoridad. [iii] Ninguno de los pasos de la Revolución se hizo desde la imposición sino desde el contacto y el consenso con las masas. Los ejemplos sobran: desde cada una de las medidas iniciales de transformación social emprendidas entre 1959 y 1962 que condujeron al rumbo socialista del proceso, hasta las duras acciones de recortes establecidas tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.
Entonces, como ahora, Fidel ha sido el primer impulsor de la consulta constante con las masas para cualquier medida de alto impacto en la vida del país. Solo así es posible explicar la resistencia de la población ante las adversidades y el apoyo mayoritario que ha tenido la dirigencia política de la Revolución.
La ignorancia o el ocultamiento mal intencionado de cada uno de estos detalles en la vida del Comandante en Jefe, explican por qué analistas superficiales de la realidad cubana hablaran de “sucesión” en el poder cuando en 2006 él abandonara el ejercicio efectivo del poder político en Cuba, y más tarde 2008 no aspirara a la reelección de su cargo como presidente. Es que el poder para Fidel no ha sido pedestal sino un compromiso con su pueblo.
(Publicado originalmente en Telesur)

[i] Véase La Historia me absolverá En http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2491
[ii] Cuban Foreing Policy, CIA, 15 de septiembre de 1975.
[iii] En aquel dijo Fidel: “Pero si ustedes quieren que les diga con toda claridad la situación, es sencillamente que no haremos los 10 millones.  Sencillamente.  No voy a andar con rodeos para decirlo. (…) ¡El hecho de que se hable así es para que se sepa nuestra actitud revolucionaria!  ¡Es para que se sepa que nosotros no trataremos de encontrar pretextos, no trataremos de encontrar excusas!  No trataremos de aminorar la critica que nos merezcamos todos, sin ninguna excepción. (…)Ahora, nunca se engañó al pueblo, ni se le engaña en este momento”. Véase Discurso de Fidel el 24 de mayo de 1970 http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1970/esp/f190570e.html 


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