Posted by : Unknown miércoles, 30 de septiembre de 2009


Los que tenían alguna duda de que aquí se está instalando una dictadura, ahora con todo lo que ha pasado en 93 días de represión, creo que están despejadas esas dudas. En Honduras se ha instalado además de un golpe de Estado, una dictadura fascista que ha suprimido las libertades de los hondureños y reprime violentamente al pueblo”, con esta palabras se dirigió al plenario de Asamblea General de las Naciones Unidas, presidente constitucional José Manuel Zelaya.

Al mismo tiempo muchos más detalles se van conociendo, por propia boca de los golpistas, sobre cuáles fueron las razones del golpe y lo que es peor, sus planes futuros.


La “solución conveniente”
Ante el diario Clarin, el líder golpista Roberto Micheletti dijo este martes refiriéndose a Zelaya que el "único error" fue la forma de derrocarlo, al detenerlo y luego sacarlo del país. “¿Fue la corrupción, la Constituyente o intentos de cambios sociales lo que llevó al golpe?”, lo interrogó el corresponsal Néstor Restivo, a lo cual Micheletti respondió con la mayor desfachatez del mundo: “Lo sacamos a Zelaya por su izquierdismo […] se hizo amigo de Daniel Ortega, Chávez, Correa, Evo Morales”.

En la misma entrevista admitió que se estarían produciendo maniobras secretas para buscar una solución conveniente a sus intereses. “Hay negociaciones internas para salir del pantano. Hay contactos” –indicó.

El lunes La Jornada publicó una reveladora entrevista a Adolfo Facussé, una de las figuras claves de la oligarquía hondureña.

Según declaró Facussé al rotativo mexicano, la Asociación Nacional de Industriales le habría presentando tanto Micheletti como a Zelaya un plan que incluiría la reinstalación en la presidencia del mandatario constitucional, pero como él mismo aclaró: “con las limitaciones, con una fuerza [militar extranjera] garantizando que el señor se va a portar bien, y que va a enfrentar juicio”.

El empresario aseguró que los golpistas habrían aceptado en primera instancia el llamado Plan Facussé y que tiene a un obispo “trabajando” para convencer a Zelaya.

Sus propósitos, afirman, es “descongelar” la propuesta de ¿mediación ? presentada por el hombre de Washington en esta historia: Oscar Arias.

Lo verdaderamente espeluznante es que la oligarquía hondureña acabó quitándose la careta para mostrar su esencia antinacional pues están proponiendo explícitamente la intervención de una fuerza militar extranjera para, dicen, solucionar la crisis.

“Hay que limitar bien las atribuciones que va a tener Zelaya si regresa de presidente y poner una fuerza externa, militar, de países amigos, que se encarguen de vigilar que eso se cumpla”, reveló Facussé.
¿Cuáles serían esos países? Con leer sus nombres se nota que serían más amigos de Estados Unidos y por ende tendrían su respaldo. Concretamente se trataría de un contingente de tres mil hombres de Panamá, Colombia y Canadá.

Peligro latente
Saltan a la vista las intensiones de mediatizar un eventual regreso de Zelaya a la Casa Presidencial, despojándolo de sus atribuciones sustanciales, especialmente de su mando sobre las fuerzas armadas; poder que, afirman, delegarían en el Consejo de Ministros.

En esa situación tendríamos a un Zelaya prácticamente como figura decorativa pues ¿qué puede hacer un presidente si no manda sobre el principal mecanismo que soporta a un Estado: el Ejército? Más teniendo en cuenta el antecedente de que fueron eso mismos militares quienes lo derrocaron.
Aunque todavía no ha trascendido alguna respuesta del presidente Zelaya o de los gobiernos aludidos; no cabe duda que a los golpistas les simpatizó sobremanera la idea.

Ellos están llevando la situación a un punto sin retorno. No solo por sus evidentes intensiones de provocar un incidente diplomático mediante el brutal asedio a que están sometiendo a la Embajada de Brasil, donde se encuentra el presidente Zelaya; sino también por la despiadada represión que han desatado contra la población, probablemente apostando a crear un situación de caos que justifique la intervención de una “fuerza de paz” bendecida por la ONU y la OEA.

Esa sería la solución perfecta para la oligarquía hondureña y con toda seguridad para el Departamento de Estado. Asegurarían mantener el statu quo social interno y, de paso, darían un escarmiento a las izquierdas latinoamericanas.

Por tanto en Honduras se está jugando, no ya la suerte de un país, sino, quizás, la de todo el continente. Nada más y nada menos que eso se está decidiendo en las calles de Tegucigalpa.

Notas
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1 Recordemos que en julio Arias propuso •Legitimar restitución de José Manuel Zelaya Rosales en la Presidencia de la República hasta el fin del período del que fue electo. •Conformación de un Gobierno de unidad y reconciliación nacional compuesto por representantes de los principales partidos políticos. •Declaración de una amnistía general, exclusivamente para todos los conflictos del golpe de Estado. •Renuncia del presidente José Manuel Zelaya Rosales y de su gobierno a la pretensión de colocar una cuarta urna en el proceso electoral. •Adelantamiento de las elecciones nacionales del 29 de noviembre al último domingo de octubre. •Traslado del comando de las Fuerzas Armadas del poder ejecutivo al Tribunal Supremo Electoral un mes antes de las elecciones para garantizar la transparencia y normalidad del sufragio •Integración de una comisión de verificación compuesta por hondureños notables y miembros de organismos internacionales especialmente de la Organización de Estados Americanos, que vigile el cumplimiento de estos acuerdos y supervise el correcto retorno al orden constitucional.

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