Cubaizquierda

Aparentemente todo comenzó con el memorando el presidente Obama de abril de 2009, que autorizó a las compañías domésticas a negociar con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (ETECSA)  para negociar un eventual restablecimientos de los canales directos de comunicación entra ambos países, pues hasta el momento cualquier llamada entre Cuba y EE.UU debe ir primero a un tercer país antes concretarse. 

Sin embargo lo que realmente puso a correr a grandes consorcios como AT&T Inc. y Verizon Communications, fue que la decisión de cubana de buscar otro camino para romper el bloqueo a que ha estado sometida. Mediante los servicios de Alcatel-Lucent SA, con sede en París, La Habana en marcha un proyecto para tender un cable submarino de fibra óptica de mil  millas entre Venezuela y la ciudad de Siboney en la costa sudoriental de la Isla.

De hecho la inversión ya entró en su fase más importante con el tendido del cable el pasado 22 de enero y cuando esté terminada le permitirá a Cuba elevar la velocidad de transmisión en tres mil veces y al mismo tiempo romper su dependencia de la vía satelital, a través de la cual desde 1996, realiza su enlace con el resto del mundo, con un ancho de banda muy limitado y el requisito adicional de que cualquier modificación del canal depende de una licencia del Departamento del Tesoro de EE.UU.

Quizás temiendo quedarse atrás el trío compuesto por  Nokia, AT&T y Verizon Communications, envió en agosto de 2010 un memorando al mandatario estadounidense urgiéndolo a que hiciera valer su autoridad sobre Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) para que le permitiera a la empresa TeleCuba de Miami tender un enlace de 110 millas de Cayo Hueso a La Habana, tras haber obtenido la correspondiente licencia del Departamento del Tesoro.

De acuerdo con lo divulgado esta semana, el proyecto de TeleCuba se habría atascado, no por la negativa cubana sino por la regla de la FCC aún vigente que impide establecer una tarifa máxima de 60 centavos por minuto que los proveedores estadounidenses pueden pagar a Cuba para conectar las llamadas. TeleCuba pidió a la FCC que la tarifa se aumentara a 84 centavos por minuto, dijo Lilibeth González su subdirectora general de relaciones públicas.

Sin embargo, pocos se han detenido en algunos pequeños pero cruciales detalles. Todo este embrollo se ha armado sencillamente por la existencia de un enorme entramado legal en Estados Unidos para estrangular a la economía cubana, no solo cortando sus vínculos directos con la Mayor de las Antillas, sino también obstaculizando las relaciones comerciales de Cuba con el resto del mundo.

Por eso Nokia, a pesar de ser el mayor fabricante de teléfonos móviles del mundo, no puede vender sus aparatos en Cuba pues aunque su sede está en Espoo, Finlandia, la unidad que exporta a Latinoamérica está en Miami.

A Verizon Communications y AT&T les ocurre algo parecido, tanto la primera, con un poderío probado (la cotización de sus acciones en bolsa forma parte del Índice Down Jones), como la segunda, con sus 63 mil 55 millones de dólares de ingresos anuales, desmienten el espejismo de la “libertad de empresa” capitalista pues para hacer negocios con ETECSA, necesitan de una licencia del Departamento del Tesoro.

A instancias de los instrumentos más duros del bloqueo: las leyes Torricelli y  Helms-Burton, semestralmente el Departamento del Tesoro debe informar al Congreso de los pagos que las telefónicas domésticas hacen a Cuba por concepto de llamadas realizadas a ese destino desde territorio norteamericano.

En esos informes el Treasury Department  ha dejado bien claro que las llamadas entre Estados Unidos y Cuba ‘‘van por terceros países bajo varios acuerdos de desvío utilizados en la industria de comunicaciones internacionales''.

Adicionalmente Washington retiene arbitrariamente fondos pertenecientes a la antigua empresa estatal cubana EMTELCUBA por servicios prestados, entre 1966 y 1994, a las comunicaciones telefónicas entre residentes en Estados Unidos y en Cuba; buena parte de los cuales en el año 2000 se desviaron para “indemnizar” a los familiares de los pilotos Hermanos al Rescate que en 1996 fueron derribados por violar espacio aéreo cubano.

La Habana ripostó cortando el servicios de llamadas directas, por el cual no estaba recibiendo pago alguno y además impuso un impuesto a cada minuto de duración de cada llamada telefónica internacional desde Cuba hacia los Estados Unidos, equivalente al 10 por ciento de la tarifa básica.

Toda esa cadena de agresiones contra la economía del Archipiélago caribeño es la razón fundamental de que hoy las llamadas entre ambos países sean las más caras del hemisferio (promediando alrededor de 1 dólar por minuto)

Ahora Pyramid Research, de Cambridge, Massachusetts, asegura que Cuba podría “convertirse en el mayor mercado de telecomunicaciones del Caribe, superando el mercado de  mil 600 millones de dólares de Puerto Rico” con ingresos anuales que podrían llegar a 400 millones dólares para el 2013. De hecho en menos de dos años Cuba fue de 20 mil y 30 mil  líneas de teléfonos móviles a más de un millón, por encima de las fijas.

Así las cosas la irracionalidad del bloqueo sigue imperando, también en las telecomunicaciones, aunque la quieran enmascarar en una simple disputa de precios.