Cubaizquierda

Sin saberse todavía todos los detalles de las razones que llevaron a varias decenas de personas a encerrarse voluntariamente en la Iglesia Pentecostal Asamblea de Dios en La Habana, lo que si está claro es el plan de la contrarrevolución al respecto: Aprovechar el hecho para crear una situación que les facilite sus planes de desestabilización interna.

Así lo dejó entrever una de sus figuras más connotadas cuando comentó en su Twitter “Dagoberto Valdés me recuerda los sucesos de Timisoara, Rumania en 1989, donde la chispa fue los intentos de deportar a un pastor”. Por tanto estaríamos en presencia de intenciones claras de incitar a la violencia alrededor del templo habanero para avalar sus campañas de supuesta represión en Cuba.



¿Por qué la conexión con Timisoara?
Al referirse a los acontecimientos acaecidos en dicha ciudad rumana en 1989, los asalariados del Imperio aluden a las protestas que estallaron entonces cuando las autoridades intentaron desalojar del su templo al pastor luterano László Tőkés. Más tarde los manifestantes, que comenzaron oponiéndose al alegado argumento de que el gobierno la emprendía contra la libertad de culto, extendieron sus demandas a la dimisión de presidente Nicolae Ceauşescu.

Sin haber siquiera sopesado la diferencias en cuanto a las realidades concretas que colocan muy lejos a la Rumanía de finales de los 80 con la Cuba del 2011, las mentes oscuras de estos mercenarios y sus patrones del Norte, estaría elucubrando reeditar la operación llevó adelante hace 22 años en la nación europea, la tríada: CIA, Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democraty - NED) y la Agencia para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development - USAID).

Aunque desgraciadamente en Rumanía sí lograron llevar su plan hasta las últimas consecuencias, principalmente por la innegable impopularidad del régimen de Ceauşescu. Igual se las arreglaron para echarle leña al fuego pues las imágenes que entonces recorrieron el mundo como “los muertos de Timisoara” en realidad se trataban de 17 cadáveres de accidentes y otras causas que fueron desenterrados para hacerlos parecer como víctimas de las arremetidas del Ejército y la Policía.

Sin embargo los grandes circuitos mediáticos afirmaron que eran mártires y sobrevino un soberana confusión donde en las guerras callejeras todo el mundo pensaba que el otro era un enemigo.



El plan
Hace poco otra integrante de uno de los grupúsculos especializados en escenificar escuálidas provocaciones en Cuba dijo que el propósito de sus actividades era “provocar un hecho grave que condujera a acciones represivas”.

Paralelamente estarían tratando de desviar la atención de los sonados escándalos en que se han visto envueltos tras las aplastantes revelaciones de los cables filtrados por Wikileaks que dejaron al descubierto quienes son los que realmente lleva los hilos de la llamada “disidencia interna”.

De igual manera cómo la prensa ligada a la extrema derecha en el sur de la Florida está reflejando esta situación indica que tratarán de imprimirle un matiz político a algo que parece ser un asunto interno de una congregación religiosa. Por eso no puede descartarse que los asalariados internos tengan pensado organizar algún tipo de tingaldo callejero aprovechando que las fuerzas del orden público han acordonado la Iglesia Pentecostal capitalina, precisamente para evitar incidentes. Su esquema sería entonces forzar algún tipo de encontronazo violento que luego sea fácilmente magnificado para una nueva campaña de descrédito contra la Revolución Cubana.