Cubaizquierda

El periodista británico Robert Fisk, decía desde Damasco a finales de octubre: “El gobierno de Asad había afirmado que eran los islamistas y los “terroristas” quienes estaban detrás de la oposición en la calle contra el régimen. Está también claro que la brutalidad de las fuerzas de seguridad sirias en Deraa, Homs y otras ciudades contra los manifestantes desarmados había sido un escándalo que el gobierno reconocía en privado”.

El corresponsal en Oriente Medio del periódico The Independent, muy conocido y publicado en medios de izquierda de Europa agregaba que “también está muy claro que la lucha en Siria atraviesa ya el centro del país y que muchos hombres armados se oponen ahora al ejército. En efecto, me han contado que Homs se escapa –durante varias horas en una ocasión- del control del gobierno.”

Las descripciones de Fisk, aún cuando califique a la Liga Árabe de “la más patética e inútil de las instituciones árabes”, no difieren en esencia del perfil general de la cobertura que están teniendo los ciertamente confusos acontecimientos en Siria. En este sentido señalaba: “Si la cifra de la ONU de más de tres mil muertos civiles es correcta y si las estadísticas sirias de mil 150 militares muertos son correctas y si las muertes de los últimos tres días –quizá otras 30- son verdad, entonces puede que vayan ya cuatro mil 200 sirios asesinados en siete meses. Esto es suficiente como para aterrar a cualquiera.”

Al parecer a ese terror están apostando los grandes centros moduladores de las matrices de opinión, porque a fin de cuentas no importa si ese pánico es infundado o no, pues tendrá el mismo efecto demonizador de un gobierno que no encaja en el perfil de “democracia” de Occidente.

Los muertos… ¡vivos!
Sin embargo, también desde Siria, Therry Meyssan tiene una versión diferente sobre cual está siendo el papel de los medios de comunicación internacionales, incluyendo a los árabes, en relación con los acontecimientos que tienen lugar dentro del país.

Meyssan asegura que el ambiente antisirio se aviva a artificialmente y que varios medios árabes manipulan la información sobre la situación en el país. Asimismo sus revelaciones señalan que los principales instigadores de las manifestaciones publicadas como antigubernamental son los miembros de una corriente sectaria del sunnismo, la corriente takfiri quienes tildan a Bachar el-Assad de “hereje –porque es alauita– sin derecho por lo tanto a ejercer el poder en un país musulmán que, según la corriente takfiri, sólo puede ser gobernado legítimamente por un sunnita perteneciente a la misma escuela teológica que la corriente takfiri”, explica Meyssan.

Advierte que el número de desertores del Ejército Sirio es significativamente menor en comparación con los efectivos de los escuadrones de muerte que han entrado al país desde Turquía. Tampoco, denuncia, los medios europeos no dicen nada de los esfuerzos del gobierno sirio para proveer de alimentos y combustible a miles de ciudadanos que han quedado sin empleo por los efectos de las sanciones aplicadas tanto por las potencias occidentales como a instancias de la Liga Árabe.

“Lo cierto es que, ante tal situación, hay que decir que sin la ayuda del gobierno de el-Assad, 1,5 millones de sirios serían hoy víctimas de la desnutrición por causa de las sanciones de los países occidentales”, asegura.

Pero el origen de las informaciones sobre las supuestas víctimas de la “represión” gubernamental es quizás el dato más revelador en torno a las campañas que indudablemente están enturbiando el pleno conocimiento de qué está pasado hoy en Siria.

Hasta el momento la fuente más aceptada era el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, cuyo director fue descubierto como residente en Londres e integrante de la Hermandad Musulmana, enemiga jurada de Damasco.

Ahora sabemos que es falsa la cifra de los tres mil 500 civiles, muertos supuestamente a manos de las fuerzas del presidente sirio Al-Assad. De hecho la mayoría de las personas incluidas en la lista presentada el referido Observatorio… ¡están vivas!, pues al parecer el documento fue hecho con base en la guía telefónica.

Como ocurrió en Libia, probablmente ahora sea peor, los grandes círculos de poder euro-norteamericanos van por el último baluarte del nacionalismo árabe, cuyo gobierno no ha transigido en su postura antisionista, de apoyo al Hezbollah libanés, así como a las organizaciones radicales palestinas Hamas y Yihad islámica.

Sacar del poder a Bachar el-Assad sería otro “escarmiento” para las actuales revueltas sociales que sacuden el Oriente Medio, sobre todo para Egipto. Demostrando la supuesta “inevitabilidad” de establecer en estas región clave de la geopolítica mundial de democracias al estilo norteamericano en franco desprecio de las tradiciones locales. Claro por razones obvias este esquema no incluye a aliados claves de Washington como Arabia Saudita, Bahréin o Qatar.

A ese empeño están contribuyendo decisivamente los grandes medios occidentales otros no tan al oeste, mientras tanto, los muertos que vos matáis… gozan de buena salud.