Posted by : Unknown sábado, 12 de mayo de 2012

“Es una agresión a mi persona” dijo el manager de béisbol al responder desde un programa radial a un artículo publicado en la prensa tras la eliminación en cuartos de final de la selección local. Y no es que vaya ahora decir sí fueron o no acertados los juicios de mi colega sobre temas en los que me confieso mero espectador, o a lo sumo dar mi criterio en las peñas deportivas; pero, de nuevo, la pasión de millones de cubanos me da la oportunidad de comentarlos desde un punto de vista diferente: las fronteras y calidad del debate en los medios cubanos.

La reacción visiblemente molesta de aludido en el comentario periodístico no hace otra cosa sino confirmar el trabajo que  todavía sigue constando para muchos escuchar afirmaciones que no están en sintonía con su manera de ver las cosas y más, si estas ponen en tela de juicio las decisiones de quienes están al frente de determinado grupo de personas ya bien deportistas o trabajadores. Sobreviene entonces el exabrupto nublándole el entendimiento e impidiéndole discernir.

Tales reacciones, más o menos justificadas, obligan a la siguiente pregunta: ¿Cómo actuarían, siguiendo con el ejemplo de los directores técnicos deportivos cubanos, si la prensa nacional los sometiera al asedio de que son objeto sus homólogos en otros países?

Afortunadamente en Cuba se respetan ciertas normas éticas que le impiden a la prensa ventilar, por ejemplo, la vida privada de las llamadas figuras públicas. O sea que casi siempre los medios respetan determinadas reglas de la decencia que, sin embargo, no constituyen una obligación para su contraparte.

Esto no quiere decir que la solución sea una “transparencia”, tornando en un campo de chismes y rumores para defender la opinión propia. Solo hacía notar la relativa tranquilidad de que disfrutan quienes en otros contextos literalmente no podrían vivir acosados por paparazis y titulares sensacionalistas.

Así y todo no es raro, como no lo fue ahora, que directivos o funcionarios tomen los juicios sobre su trabajo como un asunto personal y así lo hagan saber. Quiero pensar porque no están acostumbrados a lidiar con los medios.

Por eso podría extenderse, en el caso del deporte, la práctica vista ahora en las semifinales de la Serie Nacional de Béisbol, de que los directores técnicos de los equipos en competencia tengan una conferencia de prensa al terminar los partidos. En definitiva sería provechoso para todos ganan. Unos con la oportunidad de preguntar justamente eso que la afición comenta o quiere saber y los otros podrían explicar las razones de uno u otra decisión polémica.

Justamente es en los asuntos beisboleros donde más se ha avanzado en la expresión abierta de los criterios, pero  aún así no escapa a la natural reticencia e incluso el rechazo de quienes ven sus actos evaluados en la prensa. Nada que hay mucho por hacer todavía para que aprendamos a escuchar.

2 Responses so far.

  1. Mandy says:

    Desde hace tiempo muchos colegas hablan de la necesidad de una ley de prensa en nuestro país, que establecería las reglas de este "combate" entre fuentes y periodistas. Los profesionales de la prensa tenemos que cumplir con muchas normas para hacer nuestro trabajo: citar fuentes y triangularlas, tener en cuenta que ciertas informaciones pueden ser utilziadas por el enemigo en sus planes contra la Revolución, medir el impacto que puede tener en la población determinada información, etc; sin embargo los que tienen la información en sus manos se creen dueños de ella, ponen mil y un obstáculos para ofrecerla, se arogan el derecho, sin que la ley se los otorgue, de determinar qué es importante y qué no, incluso qué se puede publicar y qué no, y cuando en la prensa sale algo que no se aviene con sus intereses asumen posturas, muchas veces de poca ética profesional, y no se dedican a mostrar argumentos como contraparte de lo que se publica, sino que atacan al periodista y tratan de mover el centro de atención del mensaje para llevarlo al mensajero.

  2. Marron says:

    István, tienes razón. Ojalá fuera solo en el deporte, pero eso pasa en todas las esferas de la vida pública. Los artistas dicen que no hay espacios para la crítica, pero cuando aparece una verdadera crítica, una que refleja lo bueno y lo malo, ahí mismo saltan expresiones como estas que tú expones e incluso agresiones al periodista o a quien firma el trabajo. Creo que esto no es sino una expresión de lo mal que andamos en materia de debate público, como sociedad hemos perdido la costumbre de polemizar, de discutir nuestros puntos de vista desde el respeto; quizá por esos rumbos esté la punta del ovillo

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