36 noviembres para 37
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Noviembre no siempre huele a lluvia, a hojas caídas, a viento que desordena
las ropas y las manda a volar muy lejos. Noviembre, mes de los rojos y
amarillo...
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Posted by : Unknown
miércoles, 8 de agosto de 2012
(Puede que este sea mi primer intento, serio, de no ser precisamente eso… serio, y dedicar algunas líneas de este blog a esos pequeños fragmentos de la vida que por demasiado tiempo había estado dejando pasar de largo. ¿O será que alguien activó mi sensor interno para hacerlo? Probablemente sea una combinación de ambas razones pero igual siento una enorme necesidad de hacerlo y con eso me basta.)
No digo nada nuevo cuando señalo que a los cubanos nos gusta hablar, sin importar el sitio o si conocemos o no a nuestro interlocutor. Entonces, como en otro sinnúmero de lugares, también se presta para eso un tren atestado de personas en plena madrugada.
No digo nada nuevo cuando señalo que a los cubanos nos gusta hablar, sin importar el sitio o si conocemos o no a nuestro interlocutor. Entonces, como en otro sinnúmero de lugares, también se presta para eso un tren atestado de personas en plena madrugada.
Uno empieza por descubrir que un perfecto desconocido resulta ser un excelente conversador, con el cual es posible intercambiar criterios sobre lo humano o lo divino y hasta ¡por qué no! dar y recibir consejos sobre asuntos que nos bullen la mente, siempre a partir de información “desclasificada”, en clave, por supuesto,.
Luego escuchas a un hombre cuarentón evocar la época dorada del transporte ferroviario nacional describiendo los coches restaurantes de los trenes refrigerados de los años 80 y piensas en que eso deberá regresar de alguna forma porque de lo contrario tendríamos que renunciar a la fe en el mejoramiento humano
Así, tienes ante tus ojos, y oídos, una mujer de muy maltratados 29 años, hablar horrores de otra fémina acusándola de insinuársele a “su hombre” mediante constantes roces y te dices que es increíble cómo los ambientes hostiles despiertan los instintos más macabros o primitivos. Más allá a su marido lo único que le interesaba en realidad era hacerse de un botella de ron para bajarla bien rápido y sobrellevar mejor el resto del viaje.
Desde luego hay quien no abre la boca salvo para hacer algún que otro comentario respecto al poder adquisitivo de los salarios pero que tire la primera piedra quien no charlado de cualquier cosa… en un tren.
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