Súplica
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Frente al mar, suplicando salud para los suyos y los no tan suyos. Por los
que no aparecen en penumbras llevados por el aluvión intempestivos, por las
alma...
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Posted by : Unknown
martes, 1 de octubre de 2013
Con denuedo combatí durante los intensos e interminables debates en los que participe en el Centro Martin cierta intensión de dividir a los blogueros entre los “periodistas” y los “no periodistas”, como si se tratara de dos bandos o facciones.
Personalmente creo que pretender menospreciar o querer asignarles responsabilidades o tareas que no están dentro de su naturaleza a quienes se expresan desde un blog y no son periodistas de profesión ayuda muy poco al empeño mayor de construir una opinión pública cubana comprometidamente diversa. Tampoco lo hace pensar que es menos esa blogosfera rica, necesaria y valiosa justamente porque en ella sectores de la vida social del país construyen sus propios mecanismos de expresión. Y son efectivamente ambas cosas que que me da la impresión que hizo del colega Juan Marrero [i]. en su artículo Sin prisa, pero sin pausa.
Por suerte, o por desgracia, según como se vea, el periodismo es un sacerdocio sometido constantemente al escrutinio público, así que, creo, no debe ser motivo de tanto aspaviento que desde la blogosfera doméstica se enjuicie, critique o simplemente se opine de la labor de la prensa cubana. Como mismo a Marrero le asiste el derecho a defender sus puntos de vista sobre los aciertos, que nadie los niega de programas como Mesa Redonda o la reciente propuesta Cuba dice, o la cobertura inmediata a hechos noticiosos de alto impacto por él reseñados, también los blogueros, sin importar la procedencia o el título académico que posean, tienen el derecho de decir lo que piensan al respecto.
A fin de cuentas no creo que lo hagan para destruir u ofender a los realizadores de los mismos, sino, precisamente para que esos y otros espacios informativos de la radio o la prensa escrita lleguen a los niveles profesionales que las audiencias del país merecen.
“Algunos escribidores en los blogs, que en muchos casos no son periodistas y no están afiliados a la UPEC, opinan que los medios escritos, televisivos y radiales del país –a través de los cuales reciben la información la mayoría de los cubanos—no están cumpliendo debidamente su responsabilidad en la lucha contra el secretismo”, dice Marrero como si no ser miembro de la Unión de Periodistas de Cuba demeritara el valor de cualquier juicio más o menos acertado sobre la labor periodística.
¿Qué algunas afirmaciones sobre esos u otros programas son demasiado absolutas? Es cierto. ¿Qué quienes dicen su parecer no toman en cuenta todas las aristas que les permitan comprender las esencias de los problemas de la comunicación pública y en particular del periodismos en Cuba? También es una verdad como un templo. Como lo es además que ambas deficiencias no son privativas de quienes no ejercen como periodistas.
De hecho el día que tuve en mis manos Revolución, Socialismo, Periodismo. La prensa y los periodistas cubanos ante el siglo XXI, del querido profe Julio García Luis, una de mis primeras ideas fue recomendárselo a un colega bloguero “no periodista”, en el sentido académico de la palabra, a quien frecuentemente leo opinando sobre la prensa. Lo hice con el, ahora ya no secreto, propósito de ayudarlo a comprender las raíces de un asunto que como dice Julio no ataña solo a la prensa.
“De lo que se trataría ahora, si reconocemos que es impostergable la urgencia de esos cambios, a fin de reagrupar el ideario de la sociedad en torno a la Revolución, sería concebir a la prensa y a los periodistas como los sujetos principales de esas transformaciones, que deben ser empoderados para llevarlos adelante, poniendo en juego sus conocimientos, experiencias y sentido profesional de lo que debe hacerse y cómo lograrlo, lo que no restaría protagonismo al Partido, al Estado y sus sistema jurídico, al Gobierno y los organismos de la administración, a nuestra sociedad civil socialista, para cumplir cada uno su papel en este proceso”, afirma un hombre que, sin recomendación ni aviso previo me recibió en su despacho de la Facultad de Comunicación y contestó todas mis preguntas cuando era un diplomante allá por el año 2005.
De manera que estamos frente a un propósito en el cual muchos tenemos algo por hacer y decir y, como subraya Julio, no únicamente los periodistas desde los medios de comunicación, también el periodismo ciudadano tiene su pedacito. Por eso no creo que ayude mucho defender las innegables señales promisorias sucedidas al IX Congreso de la UPEC, demeritando opiniones por el simple hecho de que hayan sido dichas por “no periodistas” ¡Dios como odio esa clasificación!.
A los medios de comunicación y dentro de estos a los periodistas les asiste la misión (define Julio) de ser “productores y reproductores del sistema social, canales de diálogo y construcción de consenso y vías para el establecimiento de la agenda pública”.
La superficialidad, la mala fe o no apegarse a la verdad en el ejercicio de la opinión son, pienso, enemigos mayores a combatir no importa quien lo haga. Por tanto no puede caerse el mundo si la sociedad dice lo que piensa al respecto de cómo cumplimos con esa misión. O lo que es peor: menospreciar esas valoraciones solo por venir desde “fuera” del gremio periodístico o porque se haga desde un blog.
Epílogo de la polémica
Respuesta sincera a un pecador de otro pecador
NOTAS
[i] Juan Marrero González. Nació en 1936 en La Habana. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), de la agencia de noticias Prensa Latina. Dio coberturas a la guerra de Vieta Nam, al viaje del primer cubano al cosmos y viajes de Fidel y Raúl, y otros acontecimientos memorables. Premio Nacional de Periodismo José Martí es historiador de la prensa con su libro Dos siglos de prensa en Cuba. Desde VI Congreso de la UPEC preside la Comisión Nacional de Ética de la organización y hasta este 2013 integró la presidencia nacional de la misma
Personalmente creo que pretender menospreciar o querer asignarles responsabilidades o tareas que no están dentro de su naturaleza a quienes se expresan desde un blog y no son periodistas de profesión ayuda muy poco al empeño mayor de construir una opinión pública cubana comprometidamente diversa. Tampoco lo hace pensar que es menos esa blogosfera rica, necesaria y valiosa justamente porque en ella sectores de la vida social del país construyen sus propios mecanismos de expresión. Y son efectivamente ambas cosas que que me da la impresión que hizo del colega Juan Marrero [i]. en su artículo Sin prisa, pero sin pausa.
Por suerte, o por desgracia, según como se vea, el periodismo es un sacerdocio sometido constantemente al escrutinio público, así que, creo, no debe ser motivo de tanto aspaviento que desde la blogosfera doméstica se enjuicie, critique o simplemente se opine de la labor de la prensa cubana. Como mismo a Marrero le asiste el derecho a defender sus puntos de vista sobre los aciertos, que nadie los niega de programas como Mesa Redonda o la reciente propuesta Cuba dice, o la cobertura inmediata a hechos noticiosos de alto impacto por él reseñados, también los blogueros, sin importar la procedencia o el título académico que posean, tienen el derecho de decir lo que piensan al respecto.
A fin de cuentas no creo que lo hagan para destruir u ofender a los realizadores de los mismos, sino, precisamente para que esos y otros espacios informativos de la radio o la prensa escrita lleguen a los niveles profesionales que las audiencias del país merecen.
“Algunos escribidores en los blogs, que en muchos casos no son periodistas y no están afiliados a la UPEC, opinan que los medios escritos, televisivos y radiales del país –a través de los cuales reciben la información la mayoría de los cubanos—no están cumpliendo debidamente su responsabilidad en la lucha contra el secretismo”, dice Marrero como si no ser miembro de la Unión de Periodistas de Cuba demeritara el valor de cualquier juicio más o menos acertado sobre la labor periodística.
¿Qué algunas afirmaciones sobre esos u otros programas son demasiado absolutas? Es cierto. ¿Qué quienes dicen su parecer no toman en cuenta todas las aristas que les permitan comprender las esencias de los problemas de la comunicación pública y en particular del periodismos en Cuba? También es una verdad como un templo. Como lo es además que ambas deficiencias no son privativas de quienes no ejercen como periodistas.
De hecho el día que tuve en mis manos Revolución, Socialismo, Periodismo. La prensa y los periodistas cubanos ante el siglo XXI, del querido profe Julio García Luis, una de mis primeras ideas fue recomendárselo a un colega bloguero “no periodista”, en el sentido académico de la palabra, a quien frecuentemente leo opinando sobre la prensa. Lo hice con el, ahora ya no secreto, propósito de ayudarlo a comprender las raíces de un asunto que como dice Julio no ataña solo a la prensa.
“De lo que se trataría ahora, si reconocemos que es impostergable la urgencia de esos cambios, a fin de reagrupar el ideario de la sociedad en torno a la Revolución, sería concebir a la prensa y a los periodistas como los sujetos principales de esas transformaciones, que deben ser empoderados para llevarlos adelante, poniendo en juego sus conocimientos, experiencias y sentido profesional de lo que debe hacerse y cómo lograrlo, lo que no restaría protagonismo al Partido, al Estado y sus sistema jurídico, al Gobierno y los organismos de la administración, a nuestra sociedad civil socialista, para cumplir cada uno su papel en este proceso”, afirma un hombre que, sin recomendación ni aviso previo me recibió en su despacho de la Facultad de Comunicación y contestó todas mis preguntas cuando era un diplomante allá por el año 2005.
De manera que estamos frente a un propósito en el cual muchos tenemos algo por hacer y decir y, como subraya Julio, no únicamente los periodistas desde los medios de comunicación, también el periodismo ciudadano tiene su pedacito. Por eso no creo que ayude mucho defender las innegables señales promisorias sucedidas al IX Congreso de la UPEC, demeritando opiniones por el simple hecho de que hayan sido dichas por “no periodistas” ¡Dios como odio esa clasificación!.
A los medios de comunicación y dentro de estos a los periodistas les asiste la misión (define Julio) de ser “productores y reproductores del sistema social, canales de diálogo y construcción de consenso y vías para el establecimiento de la agenda pública”.
La superficialidad, la mala fe o no apegarse a la verdad en el ejercicio de la opinión son, pienso, enemigos mayores a combatir no importa quien lo haga. Por tanto no puede caerse el mundo si la sociedad dice lo que piensa al respecto de cómo cumplimos con esa misión. O lo que es peor: menospreciar esas valoraciones solo por venir desde “fuera” del gremio periodístico o porque se haga desde un blog.
Epílogo de la polémica
Respuesta sincera a un pecador de otro pecador
Juan Marrero (Martes, 01 de Octubre de 2013)
(...) "Mi única intención fue llamar la atención sobre algunos hipercríticos que andan por la blogosfera y que actúan, a veces, de modo irresponsable enjuiciando lo humano y lo divino, y de ahí la oración que utilicé de que se consideran “dueños de decir todo lo que les venga en ganas”. El propio Harold advirtió mi intención y lo reconoce"...
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(...) "Mi única intención fue llamar la atención sobre algunos hipercríticos que andan por la blogosfera y que actúan, a veces, de modo irresponsable enjuiciando lo humano y lo divino, y de ahí la oración que utilicé de que se consideran “dueños de decir todo lo que les venga en ganas”. El propio Harold advirtió mi intención y lo reconoce"...
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NOTAS
Interesante nota y una prueba de cómo el periodismo se desarrolla sin ningún tipo de restricción en Cuba. Mis respetos y saludos. Y una invitación a visitar mi blog periodístico: http://wwwreportero.blogspot.com.ar/