36 noviembres para 37
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Noviembre no siempre huele a lluvia, a hojas caídas, a viento que desordena
las ropas y las manda a volar muy lejos. Noviembre, mes de los rojos y
amarillo...
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- Ánimos verdes
Posted by : Unknown
martes, 6 de noviembre de 2012
Todos los que han estado en Santiago u Holguín después del huracán Sandy me han contado de lo triste que se ven las ciudades con tantos árboles en el suelo. Entonces recordé que a la mañana siguiente de los azotes de Ike por mi ciudad sentí una sensación de tristeza al verlo tendidos sobre las calles.
“Este huracán causó mucho daño a nuestra vegetación, cortó muchos árboles, sobre todo algarrobos y piñón, los cultivos varios también están seriamente afectados. Por ejemplo en el interior de la provincia, en el municipio Tercer Frente, dañó las plantaciones de café, debido a los vientos. Los manglares de todas las costas están quemados igualmente por la acción del viento”, le dijo a la prensa local el MSc. Alberto Beyri Masart, geógrafo especialista del Centro Oriental de Ecosistema y Biodiversidad.
Es que los árboles cuanto más frondosos o altos así nos parecen de invencibles y cuando caen por la furia del viento el mar nos dejan un sentimiento de desamparo e indefensión porque si ellos no pudieron soportar ¿qué podremos hacer nosotros?.
Al contemplarlos vencidos, muertos, arrancados de raíz o cortados de cuajo por el tronco se me antojaban como cadáveres insepultos, víctimas que no pudieron ponerse a buen resguardo. Luego comienzan a marchitarse y con el sepia de las hojas pretenden contagiar a los transeúntes con su espíritu moribundo. Si porque a pesar del esfuerzo de muchos por retirarlos de las calles son demasiados y con el paso de los días la ciudad va tomando ese tono mustio. Es como los campos cuando hay sequía que las personas parece que se desaniman con el color seco de las plantas.
Pero como mismo la naturaleza renace de sus cenizas, los sueños nos retoñan con cada nueva hojita verde que aparece en los troncos cortados, no importa si este quedó medio enterrado, ahí mismo empieza a rebrotar la planta. Como mi mata de guayaba que Ike la retorció y cortó sus raíces más profundas pero ella, terca como su dueño, persiste en regalarme sus frutos cada año.
Así están ahora los santiagueros y holguineros, rebrotando sus ánimos porque más temprano que tarde volverán a ser verdes.
“Este huracán causó mucho daño a nuestra vegetación, cortó muchos árboles, sobre todo algarrobos y piñón, los cultivos varios también están seriamente afectados. Por ejemplo en el interior de la provincia, en el municipio Tercer Frente, dañó las plantaciones de café, debido a los vientos. Los manglares de todas las costas están quemados igualmente por la acción del viento”, le dijo a la prensa local el MSc. Alberto Beyri Masart, geógrafo especialista del Centro Oriental de Ecosistema y Biodiversidad.
Es que los árboles cuanto más frondosos o altos así nos parecen de invencibles y cuando caen por la furia del viento el mar nos dejan un sentimiento de desamparo e indefensión porque si ellos no pudieron soportar ¿qué podremos hacer nosotros?.
Al contemplarlos vencidos, muertos, arrancados de raíz o cortados de cuajo por el tronco se me antojaban como cadáveres insepultos, víctimas que no pudieron ponerse a buen resguardo. Luego comienzan a marchitarse y con el sepia de las hojas pretenden contagiar a los transeúntes con su espíritu moribundo. Si porque a pesar del esfuerzo de muchos por retirarlos de las calles son demasiados y con el paso de los días la ciudad va tomando ese tono mustio. Es como los campos cuando hay sequía que las personas parece que se desaniman con el color seco de las plantas.
Pero como mismo la naturaleza renace de sus cenizas, los sueños nos retoñan con cada nueva hojita verde que aparece en los troncos cortados, no importa si este quedó medio enterrado, ahí mismo empieza a rebrotar la planta. Como mi mata de guayaba que Ike la retorció y cortó sus raíces más profundas pero ella, terca como su dueño, persiste en regalarme sus frutos cada año.
Así están ahora los santiagueros y holguineros, rebrotando sus ánimos porque más temprano que tarde volverán a ser verdes.
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