Posted by : Unknown lunes, 6 de enero de 2014


El primer fin de semana de enero se fue con un par  de acontecimientos sin relación aparente mas, ligados por una misma frase: Sí, pero No. Sí, comenzó la venta libre de automóviles nuevos y de uso para los ciudadanos cubanos, pero No son muy halagüeños los precios, dicen; sí, el equipo de béisbol de Las Tunas ilusionó a sus aficionados con su combatividad, pero no, la última imagen revivió los fantasmas del pasado
.

Mi teoría…

“Deberías hacerlo”, respondió un amigo cuando le manifesté mi reticencia a escribir sobre la reciente apertura de la venta libre a los ciudadanos cubanos de los automóviles nuevos o usados. Es, lo confieso, un asunto que en lo personal siento como lejano pues en este momento hay otras cotizaciones que juzgo más definitorias como las de los alimentos de primera necesidad, la vivienda o los equipos electrodomésticos o hasta de los tubos de luz fluorescente (¡que siguen perdidos!) Y también porque no me veo alguna vez con el capital suficiente para adquirir algunos de esos vehículos. No digamos un automóvil, ni siquiera una motocicleta, única modalidad de esas máquinas que sé conducir.

Aún así  algunas interpretaciones sobre por qué los precios de venta tienen esos niveles tan altos me motivaron a tratar de inferir las razones que podrían haber motivado a establecerlos.

Importante: cada opinión vertida al respecto debe tener en cuenta que primeramente se anunció la venta pero no que serían baratos. Así que nadie puede sentirse engañado pues, como con la apertura de los hoteles, el sintagma precio módico nunca estuvo en el texto.

Tampoco es exacto establecer comparaciones con las cotizaciones de esos autos  en otros países. Hasta ahora no he leído a alguien que haya dicho cuánto les cuesta a las agencias colocar en Cuba un Peugeot, un Gelly o algunos de los tantos modelos a la venta, sabiendo que en el apartado de costo no solo se incluye los gastos directos de fabricación sino también las erogaciones por concepto de transportación y los aranceles de importación, por solo citar algunos.

Entonces no creo que cueste igual la venta un mismo Peugeot en Paris que en La Habana, por motivos demasiado obvios y repetidos hasta el cansancio es sabido que traer a este país cualquier cosa siempre sale más caro que a otros lugares del mundo. Y eso seguramente lo habrán considerado las agencias a la hora de establecer unos precios sumamente criticados.

Al anunciar la medida, se dijo que “el deterioro acumulado en el transporte público y los beneficios que este significa para la mayoría de la población, constituyeron fundamentos esenciales en los cuales se sustentó la decisión adoptada. Igualmente, se tuvo en cuenta la limitada infraestructura vial con que cuenta el país y los elevados costos del combustible automotor, así como la necesidad de evitar el incremento de la contaminación del medio ambiente, mediante la utilización del transporte colectivo que resulta más eficiente al trasladar de una sola vez a un mayor número de personas”.

Claro, esa lógica que como tal no significa que sea correcta y, repito, es solo una inferencia, hace aguas porque la política de establecimiento de precios en Cuba ha sido sumamente criticada en diversos niveles y tribunas por no siempre ajustarse al sentido común. Además, quizás, precios más bajos estimularían a más compradores que, sumados en conjunto, probablemente proveerían con más regularidad a las arcas del Estado, y a las de las transnacionales fabricantes de automóviles también. Aunque a la mayoría de nosotros solo nos interesan las primeras, las del Gobiernos pues son estas, y no las de las Peugeot o la Gelly las que después serán redistribuidas para beneficio de las mayorías de la población.


Pocos nos ayudan, ¡a veces ni nosotros!...

El otro espacio de opinión es para “la pelota” y lo que fue el final de la 53 Serie Nacional para el representativo de la provincia de Las Tunas. Se trata un novena que rara vez goza de los elogios de los comentaristas de los medios nacionales y este no es criterio emitido a la ligera pues al menos una investigación científica ha señalado que los peloteros tuneros son, cuanto menos, por lo general considerados perdedores por naturaleza y depositarios de epítetos no muy amigables.

Sin embargo ¡cosa rara! Escuchó toda la afición del país encomios por el desempeño de un equipo que durante un juego y siete entradas de otro luchó por la victoria frente al multicampeón Industriales cuando ya no tenía opción de avanzar más en el certamen. Por un momento los Leñadores fueron sacados de ostracismo al que lo ha condenado el fatalismo geográfico-cultural de los líderes de opinión del periodismo deportivo nacional.

Sí, se vio a un seleccionado distinto, pero no por mucho tiempo pues, dizque que una estrategia planificada (argumentó luego el manager Ángel Sosa) o dizque el resultado de una ofuscación tras una decisión y posterior comentario hiriente de un árbitro, lo cierto es que el último inning del partido Las Tunas-Industriales de este domingo 5 de enero lo único que hará es proveer de más argumentos para que Los Leñadores, como equipo, sean considerados como atletas de segunda, aunque se destaque algunas individualidades.

Y esta vez no fue por la malsana interpretación de algún que otro comentarista sino por la propia dirección del equipo que no supo mantener la cabeza en alto en una oportunidad envidiable para mejorar la maltrecha imagen del béisbol en el Balcón del Oriente cubano.

2 Responses so far.

  1. Anónimo says:

    Hola István,
    Sobre los carros te comento lo siguiente. No te falta razón en que traer cualquier cosa importada a Cuba es más caro que en otros lugares como consecuencia del bloqueo de EEUU.
    Sin embargo para el caso de un carro, ese monto oscila entre los 1000-2000 USD por vehículo. Por tanto las grandes diferencias de venta de un carro en Cuba y en otro lugar no pueden ser explicadas solamente por el efecto bloqueo.
    Saludos.

  2. Muy bueno tu análisis, por ahí mismo iba el mio.

    slds,

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